Gerardo Cárdenas / @ElGerryChicago

Hablar, como la única prueba de que estamos vivos; hablar, como manifiesto de la angustia de vivir; hablar como evidencia de nuestra soledad; hablar, como única vía y, al tiempo, barrera total a la comunicación entre dos.

El humano aprendió a dialogar antes que a cantar, escribir o leer; y seguirá hablando cuando el lenguaje escrito ya no exista. Hablar es el único universo en que habitamos. En la Biblia, Babel es testimonio de la locura de hablar, y el evangelio de Juan del acto creativo de la palabra.

Los que hablanEs así que en Los que hablan (Almadía, Ciudad de México, 2016) el escritor mexicano Mauricio Montiel Figueiras (Guadalajara, 1968) presenta tres relatos que son un diálogo continuo, pero fraccionado por ciertos hechos circunstanciales, entre un hombre y una mujer.

Ciertos elementos vagos, difusos, ambiguos dan singularidad a cada uno de los relatos. Pero lo que importa es el flujo que se establece: un hombre y una mujer, unidos por una misión confusa, por un tropel de casualidades, bajo la vigilancia de una distante y hasta cierto punto amenazante figura.

Un hombre y una mujer que, frente a frente, están condenados a no encontrarse, a vivir de recuerdos que se van borrando, a extraviarse en el camino, y en realidad a continuar un diálogo que podría haber comenzado sólo cinco minutos atrás, o cinco siglos, o cinco milenios.

Montiel escoge tres títulos muy intencionados para cada relato. Cada título ofrecerá pistas suficientes al lector urgido de contexto. “Road movie”, “Zapruder” y “Roswell”: tres títulos pensados desde el peso de la cultura popular y la historia reciente: la road movie y su ansia de libertad, ribeteada de peligro inminente; Zapruder, y el filme accidental que captó, fotograma a fotograma, el magnicidio más impactante de la historia; Roswell, y el misterio en el que coinciden la obsesión de la humanidad por saber si hay vida más allá de la tierra, y el viejo vicio de la conspiración.

En cada uno de los cuentos, hay una conexión con lo visto, con lo fotografiado, con lo filmado, con el ojo como protagonista de la historia por la vía de sus extensiones tecnológicas: la fotografía, el cine, la televisión, el video. El ojo está presente en una serie de fotografías —misteriosas, ambiguas, imprecisas, tal vez oníricas— que acompañan al texto (el libro lleva como subtítulo Fotorrelatos).

De esta manera, podríamos ver también a Los que hablan como una lucha entre la vista y la palabra, entre el ojo y la boca. La vista nos engaña, y la palabra nos miente, pero al mismo tiempo la palabra confiere precisión y la vista exactitud. Las fotografías nos sugieren objetos, panoramas, perspectivas; y los diálogos entre los protagonistas de los relatos nos sugieren pasados, presentes y futuros. Los otros sentidos se vuelven secundarios. El siglo XX y el XXI son imperios de la palabra y la vista, de lo dicho y lo visto.

La dimensión de lo visual y lo dicho, lo hablado, es especialmente profunda en “Roswell” donde el diálogo pasa del plano de la conciencia al de la hipnosis, y el recuerdo de lo visto y lo oído relevan pasados terribles, dolores inexplorados y el horror a lo desconocido que, manifiesto, se vuelve monstruoso.

Montiel Figueiras, además de narrador, es ensayista, traductor y editor, y pionero de la exploración literaria en redes sociales como Twitter a través de cuentas como @elhombredetweed y @lamujerdem donde se van entrelazando historias. La exploración llevada a cabo con El hombre de tweed llevó a la escritura de la novela homónima hecha a base de “tuits”. Anoto que ese personaje es una presencia remota pero perceptible, dotada de peso específico, especialmente en los relatos “Road movie” y “Zapruder”, con la distancia ominosa con que se comportaba, por ejemplo, el misterioso personaje Harley Quinn, presente en varias novelas de Agatha Christie.

Montiel Figueiras es también autor de los títulos La penumbra inconveniente (2001), Terra cognita (2007), La brújula hechizada. Algunas coordenadas de la narrativa contemporánea (2009), Paseos sin rumbo. Diálogos entre cine y literatura (2010), Señor Fritos (2011), La mujer de M. (2012) y Ciudad tomada (2013). Escritos suyos han sido publicados en medios de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, España, Inglaterra e Italia.

Gerardo Cárdenas es escritor y periodista mexicano y reside en el área de Chicago. Su más reciente poemario Silencio del tiempo fue publicado en 2016 por Abismos Editorial.