Diciembre es un mes en el que ya sea por el frío o por la nostalgia del año que termina es una época de unión, y la Revista Siempre! no se ha quedado atrás en estas fechas. Durante varios ejemplares de los primeros años de este semanario (de diciembre de 1954 y 1955), se retrató esta época tocando diferentes temas, desde la interpretación católica hasta la navidad como la conocemos en nuestra era: el árbol, los regalos y la unión familiar.

Las páginas de Siempre! retrataron a esta época como “la fecha de mayor significación para los cristianos del mundo, porque es cuando e glorifica la fraternidad del hombre; “cuando se conmemora el nacimiento de un niño que transformó los conceptos y la existencia misma y dio lugar a la familia como unidad social”.

Asimismo, los textos que aparecen en este semanario, explican las fiestas cristianas a partir del nacimiento del niño Jesús, los Reyes Magos y la Huída a Egipto, las cuales, según las páginas, “reflejan la devoción y el sentimiento cristiano” y toman esta época como una celebración universal que alienta el mensaje de Cristo.

La jornada de los Reyes Magos fue magistralmente interpretada por el gran pintor Sassetta. (Revista Siempre! 1954)

La jornada de los Reyes Magos fue magistralmente interpretada por el gran pintor Sassetta. (Revista Siempre! 1954)

En el ejemplar #26 del 19 de diciembre de 1953, se lee un texto llamado “Navidad, un juguete los haría felices”, en el que se aborda el tema de la pobreza, los niños y las ilusiones por tener el juguete soñado.

“Aquí hay un mundo inalcanzable y lejano. De colores y luces y sueños, que despierta la avidez del corazón. Donde vuela la fantasía; en el que, al fin, todo es alegre y risueño. Un mundo separado de aquel otro, por una transparente barrera de cristal. Allá los ojos de los humildes, de los niños, se clavan con insistencia, con deseos insatisfechos, llenos de ilusiones en los objetos que muestra este mundo de los pudientes”.

Este relato, cuenta un día común en el que los “humildes” miran detrás del aparador en busca de algún objeto que puedan desear y que puedan comprar con su imaginación. También presenta una galería de imágenes que tomó el entonces fotógrafo Rubén Gómez quien “captó las dramáticas, impresionantes actitudes de esas gentes desde el fondo de un aparador de Navidad”.

Y no podía faltar el texto del reportero José Natividad Rosales, quien escribe sobre la poesía navideña, conocida como Villancicos, y la capacidad de cantar a lo frágil, a lo dulce y a lo bueno. A través de este texto, Rosales explica los villancicos dedicados al Niño Dios, escritos en diferentes épocas de la historia, explicando el itinerario amoroso del villancico y las características de tres villancicos modernos.

“El villancico, canto de sorpresa de arrullo nació del estupor de ver a un Dios hecho niño, nacido en la pobreza, con sus tiernas carnecitas tiritando por el frío del desdén y de la indiferencia”. El canto surgió como una blanca canción de cuna pretendiendo que Jesús durmiera, ya que en la vigilia la conciencia es plena y la realidad humana desconsoladora, helada y cruel”.

“Non nisi parava canto” -San Francisco de Asís.

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