Toronto, Canadá.- En el centro de Toronto tienen cita todos los días el pasado con el presente y viceversa. Su arquitectura se funde en una mezcla de vanguardismo con el recuerdo vivo -y celosamente cuidado- del pasado que dio auge a esta hermosa ciudad; la cual sea dicho de paso, es considerada el centro financiero de Canadá.

Cabouse de exhibición en las afueras de Toronto.

Desde tierra pueden verse aún las vías del ferrocarril, entretejiendo rutas de entrada y salida para cualquier dirección. Hace más de un siglo los negocios locales esperaban con ansia la llegada del monstruo de hierro, no sólo por la necesidad de las mercancías, sino por la curiosidad de las “buenas nuevas” de allende fronteras. Así como lo inmortalizara el inspirado Gabo, en sus “Cien años de soledad”. El silbato de vapor que salía de las locomotoras y de los que anunciaban el fin de la jornada de trabajo, se evoca con la exitosa Steam Whistle Brewing (Silbato de Vapor de Cerveza), una fábrica de cerveza que seduciría hasta al más exigente conocedor. Su sabor exquisito, cremoso y una temperatura perfecta, se complementa con melodías al ritmo de jazz. Su elaboración consta de agua de manantial, traída de Caledón, Ontario; lúpulo, de la República Checa y Alemania; cebada y levadura.

La famosa Torre CN en Toronto.

Otro de los símbolos por excelencia es la famosa Torre Nacional de Canadá (Canadian National Tower), mejor conocida por toda la gente como CN Tower, o simplemente la Torre CN, erguida en el corazón mismo de Toronto. Su construcción data de 1973. Se trata de una de las torres más alta del mundo, la más alta de América Latina, y considerada también dentro de las Siete Maravillas del Mundo moderno, por la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles. Tiene una altura de 553.33 metros y permite a los visitantes recorrer visualmente la ciudad desde el observatorio circular ubicado a 447 metros de altura. Su construcción fue motivada por los problemas de comunicación, derivados de la expansión de rascacielos cada vez más altos, al tiempo que demostró la fortaleza y grandeza de la industria canadiense.

*El autor es corresponsal de Siempre! en Toronto, Canadá.

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