En el número 81, del 12 de enero de 1955, se contó la historia de la actriz de teatro y cine, Rosita Arenas, quien en 1950 apareció en las pantallas mexicanas y comenzó a gestarse un sueño de Navidad, y que además participó en filmes como “Fierecilla”, “¿Qué te ha dado esa mujer?” y “La Hija del Ministro”.

“El cine, el teatro, le abrieron entonces las puertas de la popularidad. Comenzó entonces una carrera artística que año tras año, un justo y cariñoso público -para ella mejor que Santa Claus-, iba a impulsar con su aplauso y su estímulo”.

Y a su vez reconoce que el sueño de esta actriz era ser una de las más cotizadas y aplaudidas del cine nacional, “ese fue, hasta hoy, el mejor sueño de Navidad de Rosita Arenas”, la cual era una mujer muy estudiosa y que, en palabras suyas, amaba y prefería leer un mal libro a hacer deporte.

“La Reina de la Primavera, -casi una niña -, que la Ciudad de México aplaudió en 1950, por su belleza, juventud y simpatía, no ha perdido, a pesar del éxito, una de sus mejores virtudes: la sencillez. De ahí que apareciera ella aún lo intrascendente, tiene su canto”.

A continuación una fotogalería de Manuel Madrigal, quien la retrató en aquella época:

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