Rafael Tovar y de Teresa

José Luis Camacho Acevedo

La cultura es un concepto global que incluye, subsume y determina el tipo de relaciones sociales, políticas y religiosas de una sociedad, decía el afamado escritor Carlos Fuentes.

Don Rafael Tovar y de Teresa fue de los pocos que lo entendió, tanto que trabajó en ello y logró su anhelo más preciado, su sueño largamente acariciado, que era sentar las bases para la creación de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, la cual fue aprobada por la Cámara de Diputados, un año antes de su deceso.

El abogado fue el fundador de varias instituciones, como el Centro Nacional de las Artes, el Sistema Nacional de Creadores de Arte y el Centro de la Imagen.

Hijo del doctor Rafael Tovar y Villa Gordoa e Isabel de Teresa y Wiechers, Rafael era de trato refinado, clásico en el modo de vestir, con declarados gustos por los libros, la historia, las bellas artes y la música.

En los años ochenta Tovar y de Teresa se casó con Carmen Beatriz López Portillo Romano, hija del entonces presidente de la república José López Portillo y Pacheco. Tuvieron dos hijos, Rafael Tovar López Portillo y su hermana Leonora, esposa de Gerardo Ordaz Castañón, nieto del expresidente Gustavo Díaz Ordaz.

Tovar y de Teresa realizó sus estudios profesionales en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, donde estudió derecho. Obtuvo la maestría en historia de América Latina en la Universidad de La Sorbona de París, Francia.

Fue jefe de relaciones culturales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; asesor del Instituto Nacional de Bellas Artes; director general de Asuntos Culturales de la Cancillería; ministro de Cultura de la Embajada de México en Francia; y asesor del secretario de Relaciones Exteriores;  también fue embajador de México en Italia.

Rafael Tovar y de Teresa

Escribió en 1993 su primer libro, Modernización y política cultural, dentro de la serie “Una visión de la modernidad de México”, editada por el Fondo de Cultura Económica en el marco del concepto “modernización del Estado México”, que impulsó en su momento Carlos Salinas de Gortari.

La semana pasada, el presidente Enrique Peña Nieto presidió la ceremonia luctuosa en la que se despidió de manera institucional a Tovar y de Teresa. El gabinete en pleno, así como el presidente del Congreso de la Unión y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales, acudieron a rendir homenaje al servidor público que “supo poner las herramientas del Estado al servicio de los artistas e intelectuales”, dijo el mandatario.

Peña Nieto también resaltó “el espíritu profundamente humanista” del historiador, “a quien corresponde la autoría de uno de los capítulos más relevantes de la cultura en el país”.

Un aplauso largo ofrecieron todos los presentes luego de las sentidas palabras que ofreció el hijo del secretario de Cultura, Rafael Tovar López Portillo, quien comentó que su padre murió tranquilo: “una buena muerte honra toda una vida”, apuntó.

Ante la presencia de representantes de los tres poderes del país, del gabinete presidencial, miembros de la comunidad cultural e invitados especiales, su hijo Rafael Tovar López Portillo honró a quien fue promotor cultural, político y escritor.

Junto a sus hermanas Leonora, María y Natalia prometió estar a la altura de su padre “y actuar de manera coherente y consecuente con lo que él hubiese querido”.

Añadió: “honró el lema de familia que reza: una buena muerte honra toda una vida, pero en su caso, no solo será la muerte la que la honre, sino el amor que profesó por México y que dejó en nosotros: esposa, hijos, nietos, hermanos, amigos y colaboradores.

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