Hasta AMLO la chamaqueó

José Luis Camacho Acevedo

Las reacciones que generaron las declaraciones presidenciales en el sentido de que actores políticos, individuales o colectivos, estaban intentando sacar raja política al descontento popular que generó el alza al precio de la gasolina y el diésel, fueron variopintas. Esas reacciones lo mejor que produjeron fue una impúdica exhibición de la pobreza de la clase política mexicana.

Ante este escenario, Enrique Peña Nieto cuestionó a quienes quieren convertirse en verdugos de la institución presidencial, toda vez que algunos de los nuevos torquemadas fueron en su momento partícipes activos, y hasta aplaudidores, de esta medida controversial, actitud que tal parece se les “está olvidando” con gran sentido de oportunismo político.

No hay duda que producto del gasolinazo hay ganadores perdedores y pecadores y el que más oficio mostró en esta coyuntura fue el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

López Obrador aprovechó el río revuelto para balconear nuevamente a dos expresidentes y dos actuales gobernadores, quienes, aseguró el nativo de Macuspana, se han aliado para impedirle llegar a la presidencia en 2018 y con este objetivo estarían orquestando una guerra sucia en su contra.

De acuerdo con el tabasqueño, los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón se reunieron a finales del año pasado para acordar que Margarita Zavala sea el próximo presidente de México.

Según la versión que filtra el taimado tabasqueño, también estuvieron presentes los gobernadores panistas Rafael Moreno Valle, de Puebla, que en 2018 quiere realizar el doblete mayor al mismo tiempo candidato presidencial e imponer a su esposa como aspirante al gobierno de esa endeudada entidad. Y acusó el Peje que también el inefable Miguel Ángel Yunes Linares, de Veracruz, no podía faltar este pillo en esa feria de ambiciones, quien pretende heredar el poder a su hijo, el actual alcalde de Boca del Río.

López Obrador chamaqueó a la que llama “la mafia del poder” y ha llamado a sus seguidores a no caer en provocaciones y a protestar por la vía pacífica, pero sin dejar de recordarle a los mexicanos quiénes fueron los firmantes del ahora calificado por ellos como esperpento llamado Pacto por México.

Todos aquellos que participaron en el Pacto por México y quienes en su momento se vanagloriaban de ser partes de la unidad que llevaría a México al crecimiento económico, hoy están convertidos en sus principales detractores. Y se rasgan las vestiduras “casualmente” en tiempos preelectorales.

En política nada es casual. De verdad da lástima la clase política mexicana.

Desde su frustración como aspirante presidencial Ernesto Cordero, llama pobrecito al presidente Peña Nieto. Y además le dice que está frustrado. Esa es una paradoja de las que se dan frecuentemente en la política mexicana.

Roberto Gil Zuarth es otro oportunista que intenta montarse en la ola de impopularidad gubernamental acrecentada por el gasolinazo, perdiendo la memoria y olvidando que su pasado lo condena desde Barcelona.

Lamentablemente en el gabinete presidencial hay también pecadores. Unos por omisión como Ildefonso Guajardo y otros por comisión como el experimentado Pedro Joaquín Coldwell con sus declaraciones sobre el comportamiento de los precios del combustible en el futuro.

Y mientras contemplamos la escena caótica del vandalismo de estos días en el país de las maravillas, el pueblo por desgracia sigue siendo el que menos esperanza tiene que las cosas cambien para bien en el corto plazo. Por ahora, el caos debe atenderse como una señal de que estamos próximos a una etapa de movilizaciones que pueden caer en la violencia mayor en cualquier instante.

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