El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, propuso hace unas semanas a Jeff Sessions como Fiscal General. Se trata de una personalidad que ha apoyado cuanta guerra ha iniciado Estados Unidos, desde la del Golfo Pérsico en los noventa hasta la invasión de Afganistán y la campaña contra Saddam Hussein. También es un abierto opositor a los matrimonios entre personas del mismo sexo y es un fuerte enemigo del sistema de salud Obamacare: ni más ni menos que el quinto senador más conservador de Estados Unidos. Casi se me olvida mencionar que es un fanático antimigratorio.

Esta es la ficha de quien aspira a ser el Fiscal General e impartidor de la justicia estadounidense. Este martes, defendió su candidatura al puesto, en una sesión que ha levantado fuerte polémica por la interrupción de varias personas gritando consignas. Apenas empezada la sesión, una veintena de manifestantes vestidos en alusión al extremista grupo Ku Klux Klan (KKK) le gritaron que “devolviese a los blancos al Sur”. Los opositores no se hicieron esperar y también gritaron consignas en contra: “No al KKK, no a Trump”.

Vetado por racismo 

Hace treinta años, Sessions fue vetado como juez federal acusado de supuesto racismo, por el simple hecho de llamar “chico” a un fiscal negro. A fin de evitar estos descuidos, ahora se muestra más prudente y hasta ha declarado que considera al Ku Klux Klan como una “ideología de odio”.

¿Recuerdan ustedes que durante el final de la campaña electoral, Trump advirtió a Hillary Clinton que de llegar a la presidencia, la podría tras la rejas por el caso de los correos electrónicos clasificados? Pues este senador ha llegado al extremo de hacer recular esa decisión como una concesión para que le permitan detentar el cargo más alto del sistema de justicia en Estados Unidos.

“Ustedes me conocen. Saben en lo que creo. Saben que soy un hombre de palabra y que haré lo que digo”, dijo Sessions en su comparecencia.

Pero eso no es todo, también arenó un bono extra que es abstenerse de investigar a la Fundación Clinton por las polémicas donaciones recibidas. “Este país no castiga a sus enemigos políticos, este país se asegura de que nadie está por encima de la ley”, aseguró.

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