A 10 días de haber comenzado el 2017, todo indica que será un comienzo muy complicado para México y el mundo. El hartazgo de la ciudadanía hacia la clase política y la pasividad del gobierno de Enrique Peña Nieto por el “gasolinazo” y la posible escalada inflacionaria se ha visto reflejado desde el primer minuto de este nuevo año. Además de este aumento a los precios del combustible, se suma el efecto Donald Trump, quien se encuentra a pocos días de tomar el cargo como presidente de los Estados Unidos y que ha hecho hasta lo imposible por cancelar inversiones en el país e interrumpir parte del flujo comercial entre ambas naciones.

Si bien este contexto es muy diferente al vivido hace 30 años, pareciera que estamos condenados a repetir la misma historia, con pactos económicos que al paso de las décadas no han arrojado resultados concretos y es la única fórmula secreta de los mandatarios. El día de ayer, el presidente Enrique Peña Nieto encabezó el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, en donde participaron empresarios, sindicatos y líderes del sector campesino con la finalidad de llegar a un pacto en donde se proteja la estabilidad económica del país e impacte lo menos posible a la economía familiarpara el ajuste del alza a las gasolinas. Por ello, Peña Nieto anunció una serie de medidas, entre las que destacan:

  • Mantener estabilidad de precios de la canasta básica.
  • Modernizar transporte público y facilitar movilidad urbana.
  • Mejorar créditos a través de la Banca de Desarrollo.
  • Fomentar inclusión laboral de grupos vulnerables.
  • Campaña de información para la entrega de recursos del SAR a adultos mayores.
  • Impulsar recuperación del salario mínimo.
  • Acciones en favor de la libre competencia.
  • Impulsar inversión y empleo a través de la Banca de Desarrollo, el Fondo Nacional de Infraestructura y las Asociaciones Público Privadas.
  • Fomentar la repatriación de capitales.
  • Garantizar superávit primario, reduciendo endeudamiento.
  • Preservar estabilidad económica.
  • Ejercer el presupuesto de manera clara, transparente y austera.
  • Reducir 10% sueldos y salarios de mandos superiores.
  • Combatir la corrupción y aumentar la transparencia.

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El 14 de diciembre de 1987 con Carlos Salinas de Gortari como secretario de Programación y Presupuesto durante el mandato de Miguel de la Madrid Hurtado (1982 -1988) se anunció el Pacto de Solidaridad Económica (PSE) con el propósito de detener el crecimiento inflacionario para evitar la pérdida del poder adquisitivo de la población y el aumento del desempleo.

El PSE se firmó principalmente para corregir las finanzas públicas que significaría una mejora en el superávit del sector público, acciones en materia crediticia para atenuar la demanda agregada; una mayor apertura de la economía para fortalecer el aparato productivo nacional y el compromiso concertado de los distintos sectores de la sociedad para contener el alza de los precios.

Sin embargo, el 1 de diciembre en 1988 el PSE se transformó en Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE) para abatir el alto índice de inflación el cual no fue suficiente para evitar una crisis económica que se caracterizó por una fuerte devaluación del peso, incremento en la inflación y una contracción en el Producto Interno Bruto (PIB).

El PECE trajo como resultado el congelamiento en precios y se redujo la inflación de un 150% a un 18% en 1989; para evitar la fuga de dividas se establecieron tasas de interés del 50 y 60% anual, con inflación del 19%.

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Una vez que asumió el poder Salinas de Gortari, se reforzó este pacto y sus objetivos eran: deslizar el peso frente al dólar, incrementar el salario entre 6% y 8%, aumentar el precio de productos y servicios de sector (sin contemplar gasolina, electricidad, ni gas que tiene mayor impacto en la inflación), defender la estabilidad de precios, promover el crecimiento económico y renegociar la deuda externa.

 

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A finales de 1995, con Ernesto Zedillo Ponce de León al mando, se presentó nuevamente una profunda crisis económica, el llamado “error de diciembre”, que se caracterizó por una fuerte devaluación del peso, incremento en la inflación y contracción del PIB. Ante esto se firmó el Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica (AUSEE) mismo que fue parchado y rebautizado meses después como el Programa de Acción para Reforzar el AUSEE (PARAUSEE), el cual se planteaba reducir el déficit que se tenía por el pago de la deuda, disminuir el efecto inflacionario; facilitar la recuperación económica y el empleo, ajuste al gasto gubernamental, así como la puesta en marcha de un programa de ahorro interno.

En enero de 1995, la Revista Siempre! (número 2168 y 2169) reportó el llamado Programa de Emergencia Económica. José Ángel Conchello aseguraba que dicho acuerdo además de injusto sería inútil. “Digo que el programa es injusto porque a los inversionistas se le darán facilidades, porque se han elevado tasas de interés, porque a los comerciantes se les permitió aumentar los precios, porque el gobierno sube también sus tarifas y a los obreros se les pagó un modesto 3 por ciento más acordado”.

El 2 de diciembre de 2012, recién llegado a Los Pinos, Enrique Peña Nieto llamó a firmar el Pacto por México en cual planteaba como meta un crecimiento del PIB del 4%. El documento contenía 105 compromisos para impulsar reformas, nuevas leyes y otras acciones que sentarían la base para una transformación de fondo del país. A dos años de que terminar su mandato, Peña Nieto volvió a la vieja fórmula de los pactos, un acuerdo que si bien suena alentador para los tiempos que vivimos podría quedar en una mera utopía de la política mexicana.

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