Gasolinazo, Trump, Mancera…
Alfredo Ríos Camarena
La imposición de políticas económicas definidas por el modelo neoliberal han traído consecuencias desastrosas para muchos de los países, que se han visto obligados, por sus deudas externas, a firmar compromisos para aceptar las líneas de esta política que implica el adelgazamiento del Estado, apertura de fronteras y, sobretodo, dejar que las fuerzas del mercado, por muy injustas y absurdas que sean, determinen el destino humano.
Esta referencia surgió cuando, para iniciar el año, nos volvieron a mostrar el generoso camino libertario, aplicándonos otro gasolinazo, tan inexplicable y absurdo como las justificaciones que pretendieron dar algunos funcionarios de Petróleos Mexicanos y del área financiera, balbuceantes, ininteligibles y, a todas luces, contrarias al interés popular, que se ha mostrado en forma de protesta airada y de ira contenida. Porque todos sabemos que los combustibles son el elemento más proclive para desatar la inflación, que ha sido el fantasma y demonio de los monetaristas al estilo de la escuela de Chicago.
Aumentar la gasolina y la electricidad, digan lo que digan los fundamentalistas de la política neoliberal, produce, irremediablemente, inflación y más pobreza.
Mal empezó el año: mal para la polémica reforma energética y mal para el gobierno que no ha tenido la capacidad de evitar la mala percepción que ha generado en los últimos meses, pese a muchos esfuerzos del presidente Peña Nieto, que a veces da la impresión de que ha sido abandonado y traicionado por sus colaboradores cercanos.
Mal empieza el año con la presencia ominosa de Donald Trump que, con sus rasgos paranoicos, amenaza la seguridad y la paz del planeta.
Mal empieza el año con una devaluación del peso mexicano.
Mal empieza el año con bajos precios del petróleo que afecta nuestra economía y nuestro presupuesto; a pesar de esta baja, nuestros “inteligentes técnicos” nos dicen que ha habido alza y, que por eso, subirán los precios de las gasolinas, siendo verdaderos malabaristas de la falacia que justifican el precio alto cuando baja, y también, el precio bajo cuando sube.
Es decir, la política de precios de las gasolinas ha servido en determinados momentos para vender gasolina barata y, en otros muchos, para vender gasolina cara. ¿Por qué?, porque los gobiernos de México abandonaron la política de exportación de crudo y de refinación, cerrando refinerías, a pesar de que en la LX Legislatura de la Cámara de Diputados aprobamos un presupuesto de más de 15 mil millones de dólares para construir una refinería que quedó sepultada —como muchos de los proyectos petroleros— en el afán entreguista de nuestra riqueza nacional.
Mal empieza este año con la construcción de una Constitución de la Ciudad de México, que es un verdadero bodrio jurídico, que sólo representa los acuerdos bajo la mesa del señor Miguel Ángel Mancera, para propósitos que tienen que ver con la sucesión presidencial.
A pesar de esta óptica pesimista, debemos reflexionar sobre los paradigmas fundamentales de nuestra historia contemporánea, que han sido olvidados y sepultados; pero quienes no pierden la memoria de la historia son los pueblos y, el nuestro, sabe bien que hay un hilo conductor que le da esperanza a nuestro destino, porque hemos forjado una nacionalidad con sudor y sangre, pero también con talento y esfuerzo.
Las pruebas que enfrentaremos en este 2017 habrán de ser superadas si tenemos la capacidad de comprender a fondo y en serio por qué y para quién de las luchas del pueblo mexicano.

