Necesitamos cortar ese cordón umbilical
Yazmín Alessandrini
Más allá de las conclusiones a las que se hayan llegado con respecto a la reunión que sostuvieron el miércoles pasado los secretarios de Hacienda y Crédito Público y de Economía, Luis Videgaray e Ildefonso Guajardo, respectivamente, con el equipo del presidente estadounidense Donald Trump, es muy importante que en México todos los sectores de la sociedad implementen un cierre de filas para que comencemos una nueva relación tanto con Estados Unidos como con el resto del mundo.
Y es que, más allá de la comodidad que deriva de la vecindad con la Unión Americana, nuestro principal socio comercial (tan solo durante el primer semestre de 2016 las exportaciones mexicanas hacia territorio estadounidense alcanzaron los 145 mil millones de dólares), ya va siendo el momento de que le saquemos provecho real a la globalización y empecemos a diversificarnos a la hora de hacer negocios y dejar de ser tan gringodependientes porque, está históricamente comprobado, en el balance final por lo regular el que ha sacado la peor parte de esta relación simbiótica es México.
Sí, hay cosas que, cuando se dicen o se leen, se escuchan y se entienden sumamente fácil, pero a la hora de implementarlas o llevarlas a cabo resulta por demás complejo establecerlas. Sin embargo, con la llegada del magnate republicano a la Casa Blanca, un individuo al que los mexicanos le despertamos una animadversión incomprensible, se vuelve imperativo que se empiecen a desarrollar políticas públicas que nos permitan, desde todos los frentes posibles, incursionar en otros mercados y que al hacerlo podamos obtener los mismos beneficios que nuestras contrapartes.
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Porque no podemos tapar el sol con un dedo, ni aunque quisiéramos; desde su gestación, implementación y puesta en marcha en 1994, nosotros fuimos el prietito en el arroz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con gringos y canadienses sacando mayor ventaja de un acuerdo en el cual nuestro país siempre fue visto y tratado como el “invitado indeseable pero conveniente”, con nuestros políticos haciéndose de la vista gorda cuando se trataba de levantar la voz para reclamar un sinfín de injusticias que hoy se siguen presentando con nuestros agricultores, ganaderos, transportistas y demás.
Buscar otros socios comerciales va a costar mucho dinero, sobre todo cuando se trate de países muy alejados del nuestro, como pueden ser China, India o los Emiratos Árabes Unidos, naciones que están ansiosas por incrementar su flujo comercial (exportaciones-importaciones) con México. Sin embargo, esta coyuntura nos debe animar y empujar a buscar otros horizontes, por muy lejanos que se encuentren, y aceptar que los gringos no nos quieren ni a nosotros ni nuestros productos, un hecho irreductible que nuestros políticos deben ponderar a la voz de ya para, por fin, cortarnos ese cordón umbilical que trae impresa la leyenda Made in USA.
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