David Lida / Autor de Circunstacias atenuantes

Eve Gil

 

“Hasta cierto punto, la veo como la otra cara de la moneda de lo que vende Trump cuando se refiere a los mexicanos como criminales y violadores. Los indocumentados son seres humanos con vidas que merecen ser contadas. He visto pueblos enteros en Texas, Alabama y Arkansas, donde si los deportaran no quedaría absolutamente nadie para cocinar en un restaurante, hacer camas en los hoteles, podar árboles, cosechar fruta, trabajar en los rastros. Son una fuerza enorme de la economía gringa y pagan al año doce mil millones de dólares en impuestos, a diferencia de Trump, que no ha pagado un centavo de impuestos en su vida”.

Periodista de oficio, colaborador de los más prestigiados medios de Estados Unidos, David Lida escribe en inglés esta primera novela —Circustancias atenuantes— (One life su título original), traducida al español por la joven y talentosa narradora Fernanda Melchor. Pero desde hace nueve años, David comparte con Richard, su protagonista, su trabajo como mitigation specialist, un investigador al servicio de abogados que defienden a personas —mexicanos casi todos— que enfrentan la pena capital. Un “salvador de vidas”.

La trama

“El punto de partida es mi propia experiencia —comienza a decir Lida con su español casi perfecto—. Cuando empecé a trabajar en esto había vivido en la Ciudad de México desde 1990. Conocía muy bien a la ciudad y las ciudades coloniales. La parte linda, digamos. Pero este trabajo me condujo a un México profundo que no conocía: ranchos, ciudades perdidas, pueblos fantasmas. Me fui a Juárez, a Tierra Caliente, escenarios de la novela. Conozco a la gente más desesperada que he visto, obligada a incursionar sin documentos en Estados Unidos, para sacar un poco de la miseria a sus familias. Las historias que recabé eran dignas de un libro periodístico, pero se trata de información confidencial que solo era posible transmitir a través de la ficción. Y siempre había querido escribir una novela”.

Richard es un fracasado en más de un sentido: como escritor, pese a tener talento, no supera el fracaso de su primer libro que ve la luz cuando los ojos del mundo entero están puestos en el atentado del 9/11. Poco después padece el descalabro de un divorcio que lo deja todavía más lastimado que su circunstancia profesional. Es entonces que toma este empleo que le permite conocer a Esperanza, una bella inmigrante mexicana acusada de asesinar cruelmente a su bebé, de quien se enamora.

“La realidad es que hay muchísimos más casos de hombres que de mujeres esperando la pena de muerte. Según mi experiencia, los hombres son mejores para matar, y cuando se trata de mujeres, por lo general son crímenes domésticos: matan a un bebé o a un esposo, casi siempre en defensa propia. Me considero devoto de las historias chejovianas trágicas. Antes de escribir Circunstancias atenuantes no me había tocado trabajar en el caso de una mujer, y al poco tiempo se publicarse, me llegó uno sobre una mujer acusada de matar a su bebé, aunque muy distinto en términos generales”. 

Entre escribir y publicar

“Mis decisiones no fueron muy conscientes —continúa el también autor de un magnífico libro de crónicas, Las llaves de la ciudad— y quería que fuera un personaje por quien los lectores sintieran compasión y cuya trayectoria de vida y lucha para sobrevivir fuera emblemática de la gente de su clase social en México. Esperanza es un personaje muy de carne y hueso que refleja la lucha para sobrevivir de esos mexicanos”.

El sistema jurídico gringo, contra lo que pudiéramos pensar, puede llegar a ser muy corrupto, según nos explica Lida: “Todos los días lidio con fiscales que le esconden evidencia a la defensa que favorece al fiscal, y a veces, tristemente, a los abogados de oficio se les paga por defender a alguien y hacen su trabajo de manera tremendamente descuidada, pese a tratarse de cuestiones de vida o muerte. Cuando empecé este trabajo, muy ingenuamente creí que trabajaría con santos… y pues no, no son santos, y si bien Richard y su equipo son profesionales bien intencionados, quise mostrarlos como simples mortales con muchos problemas y fallas”.

David confiesa sentirse identificado con Richard en algunas cosas, particularmente, la angustia del escritor posterior a la escritura de un libro.

“Existe una gran diferencia —dice— entre el proceso de escribir y el proceso de publicar. Para mí la escritura es algo que me alegra mucho, me entusiasma, me hace sentir muy bien. Lo angustiante es la publicación porque a veces los libros desaparecen en hoyos negros y uno está dispuesto a cualquier esfuerzo para obtener atención y reconocimiento, y eso  no me parece parte de la vida normal. En la vida normal me siento contento con quien soy y en mi relación con la gente, pero cuando publico un libro surge esta angustia que me ha llevado a considerar la posibilidad de dejar de escribir, pero siempre acabo cediendo al impulso porque es casi como respirar”.

David Lida es originario de Nueva York y la novela Circunstancias atenuantes la publicó Tusquets, México, 2016.

Eve Gil