Gasolinazo

José Elías Romero Apis

El reciente gasolinazo da para mucha reflexión sobre nuestro pasado, nuestro presente y nuestro porvenir. Con los precios públicos y con toda la gama de tributos los gobernantes develan y envían los mensajes de gobierno y de destino. El modelo tributario indica el modelo económico y este, a su vez, señala el proyecto de nación al que aspira el diseñador tributario.

En un debate fiscal pasa algo parecido a lo que se le atribuye a los arcanos del tarot. Cada discurso nos dice lo que realmente quiere cada quien. Cada posicionamiento devela lo que no expresan o lo que encubren las palabras. La decisión fiscal le dirá al ciudadano lo que puede esperar de cada gobernante, de cada representante y de cada partido. Quien es progresista y quien es conservador. Quien defiende y quien transige. Quien es franco y quien es mendaz. Quien vale y quien simula.

Pero no sólo nos dirá de características sino, también, de pronósticos. Lo que nos espera. Lo que va a suceder y en qué momento. Hasta nos dirá algo de nosotros mismos. Si acertamos o si erramos en nuestras confianzas y decisiones electorales. Si lo bueno que nos haya de pasar es porque nos lo ganamos o si lo malo es porque nos lo merecemos.

Pero lo que está en discusión, hoy en día, es algo que tiene que ver con maletería: con alforjas, con morrales, con carteras y con monederos. Es decir, ¿de dónde van a salir los dineros públicos?

Hay quienes dicen que debieran salir de las alforjas de los ricos. Pero otros dicen que esto sería muy peligroso porque a los ricos, al igual que a los pobres y a los medianos, no les gusta pagar impuestos. Sin embargo, aquellos tienen la posibilidad de montar sus oros en su jet o en su internet y buscarle un baúl lejano.

Hay quienes dicen que hay que sacarlo del monedero de los más indefensos. Extender el imperio del IVA. Ampliar el reino de la gasolina. Recaudación fácil y anestésica. Contribuyentes que no discuten el tributo y que no alegan el presupuesto. Easy comes, easy goes.

Hay quienes dicen que debe extraerse de la billetera de las clases medias. Alegan que es el segmento menos lucidor en los discursos políticos, menos importante en los compromisos de intereses y menos redituable en las plataformas partidistas. Que, al final de cuentas, no tienen ni los impetuosos defensores que tienen los pobres ni los poderosos protectores que tienen los ricos.

Por último hay algunos que dicen que deben obtenerse de los morrales de los rateros. Es decir, de las cuevas donde los evasores han escondido parte importante de la tributación. De la vigilancia del cumplimiento de las obligaciones. De la simplificación de normas y procedimientos. De la reordenación de la economía informal. De la lucha frontal contra el contrabando. De la honestidad en el servicio recaudatorio.

Quizá por eso, hace casi 20 años Donald Trump dijo que “el que al final tenga más juguetes, ese gana el juego”.

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@jeromeroapis

romero apis