Yazmín Alessandrini
Hablan de austeridad, de disciplina presupuestaria, de racionalizar los recursos materiales… ¡vaya, pues, hablan de apretarse el cinturón! Sin embargo, la clase política mexicana, abusiva e incongruente a más no poder, le endosa casi en su totalidad la factura de la actual crisis y devaluación (¡sí, señor!, estamos viviendo una crisis y una devaluación, diga lo que diga míster Agustín Carstens, quien muy feliz de la vida dejará de ser el gobernador del Banco de México a partir del 1 de junio próximo para instalarse, en octubre venidero, muy cómodo, en la gerencia del Banco de Pagos Internacionales en Suiza) a la totalidad de los ciudadanos mexicanos que, desde su respectiva trinchera, tienen que apechugar no solo gasolinazos, escaladas de precios y la carestía en su máxima potencia, sino también cómo los políticos, según ellos muy solidarios y buena onda, se despojan a lo mucho de 10 por ciento de sus gordas percepciones.
Como quitarle un pelo a un gato…
Y aun cuando el arañazo a sus salarios, dietas, bonos y partidas secretas de los políticos es cosa de risa, todavía hay que soportar los desplantes de arrogancia como el del ilustrísimo legislador “panista” Javier Lozano, por mencionar un ejemplo, quien hace unos días, muy indignado y ofendido se mostró en contra de una posible disminución en su salario, el cual es de 157 mil pesos mensuales (al año, sólo de sueldo se embolsa el equivalente a 23 mil 543 salarios mínimos vigentes).
Muy tajante, el poblano declaró que “no, porque yo vivo de esto. Es demagogia decir con mucho gusto doy la mitad de mi salario, ¿y luego a robar o qué?”, agregando posteriormente que existen otras prestaciones para los 500 diputados y los 128 senadores que podrían eliminarse, como los vales de gasolina, los seguros de gastos médicos y los apoyos para viajes, entre otras.
La actitud del senador Lozano no es la única a destacar, de forma negativa, en este contexto tan convulsionado que estamos viviendo en estos momentos. También llama la atención el mutis de los ministros de la Corte, quienes son los mexicanos mejor pagados de todo el país, incluso por encima del presidente de la república y que frente a esta situación han guardado total silencio, dejando ver que sus salarios (el ministro presidente, Luis María Aguilar Morales, tiene un sueldo mensual de 651 mil 241 pesos. ¿Pueden creerlo, ¡el señor gana al mes lo que cuesta una casa de interés social que a un trabajador le lleva toda una vida poder pagar¡?) son in-to-ca-bles.
Pero, siendo honestos, la medida de austeridad que anunció el presidente Enrique Peña Nieto durante la presentación Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, reducción de 10 por ciento pareja al salario de servidores públicos de mando superior, la verdad no ayuda en prácticamente nada porque el boquete que tenemos en México es una deuda pública mastodóntica y la merma por la caída de los ingresos petroleros es de tamaño similar.
alessandriniyazmin@yahoo.com.mx
@yalessandrini1