Barack Obama fue un parteaguas en la historia política de Estados Unidos. Fue quien propuso uno de los sistemas de salud más ambiciosos al que se le llamó Obamacare, en su honor, concretó la retirada estadounidense de Irak, cuya invasión fue arduamente criticada por la comunidad internacional y, de paso, fue el primer mandatario de color que ha habido en la historia presidencial de la Unión Americana. Obama se despidió este martes en una conferencia pronunciada en el centro de convenciones de Chicago, su base de operaciones durante todo su mandato de ocho años.
La mañana hacía tono con el ambiente apesadumbrado de la gente que aguardaba los últimos comentarios de quien pronto dejara de ser el presidente número 44 de la Unión Americana. Un mandatario con un estilo diferente de gobernar, más sensitivo, analítico y hasta carismático. Alguien que inició gobernando con su cabellera plena y casi una década después está punto de retirarse lleno de canas. Le gente le gritaba que se quedara otros ocho años, mostrando su simpatía a un político que se hizo querer por todos los sectores de la población.
Obama fue un ciclón que devastó a los estados más duros como Arizona en 2008 cuando contendió contra John McCain, considerado en su momento como el más recalcitrante político antimigratorio. Se le tachaba de ser un “bocafloja” cuando sostenía su lema de campaña “Yes, we can” (Sí, nosotros podemos), mostrándose inclusivo en todo momento.
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La gente que lo rodeó, lo admiró por ser un presidente que no perdió la templanza al recibir un país sumido en una bancarrota, y pese a todo, lo rescató.
“Es ese espíritu el que nos ha hecho una potencia económica, que nos hizo despegar de Kitty Hawk y Cabo Cañaveral; el espíritu que cura enfermedades y pone un ordenador en cada bolsillo”; el mismo espíritu que nos permitió resistir al fascismo y la tiranía durante la Gran Depresión”.
Por supuesto que estas declaraciones aluden a su rival Donald Trump, quien está una semana de asumir en la Casa Blanca, la misma que fue su residencia durante los últimos ochos años. El magnate rubio que prometió mano dura contra los migrantes, romper los tratados comerciales con el extranjero y hacer grande a la nación.
“Si declinamos invertir en los hijos de los inmigrantes solo porque no se parecen a nosotros, reducimos las posibilidades de nuestros hijos” sentenció Obama.
Sólo para que lo sepan: Barack Obama también fue el presidente que más gente expulsó de Estados Unidos, incluso por encima de Reagan, Bush padre, Clinton o Bush hijo. Entre 2009 y 2015, el número de deportados fue de 2 millones, 571 mil 860. Tan sólo en 2016, se contabilizó 196 mil 497.
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