Ante el gasolinazo

Miguel Barbosa Huerta

Ante el gasolinazo, la sociedad está indignada y los partidos políticos rebasados por la protesta y el descontento social. Ninguna de las fuerzas políticas nacionales puede atribuirse realmente la representación de la protesta social. Las convocatorias a manifestarse en contra del alza de los precios de los combustibles que hasta el momento han emitido los partidos, se limitan a movilizaciones de sus burocracias y de sus grupos clientelares o bien, los partidos se han sumado a otras concentraciones convocadas por organizaciones sociales o por redes de ciudadanos inconformes. No se trata de un hecho aislado o circunstancial, sino de un claro ejemplo de la crisis de representatividad que padecen los partidos políticos.

Mientras que la mayoría de la sociedad rechaza el gasolinazo, mientras los sectores más diversos expresan su malestar por las decisiones del actual gobierno, los mandatarios estatales, los presidentes municipales y los congresos locales navegan en un mar de indefiniciones y de cálculos políticos, que termina por alejarlos del pueblo. Por desgracia, el Congreso de la Unión desaprovechó la oportunidad de colocarse del lado de la inmensa mayoría de la población. El pasado 5 de enero, en la Comisión Permanente,  los senadores y diputados del PRI y del PVEM evitaron que esta instancia legislativa expresara su rechazo al gasolinazo.

En su conjunto, la crisis de representatividad que padece la clase política mexicana se expresa en la falta de convocatoria de los partidos y en la indefinición de los mandatarios y de los legisladores locales. En tiempos de paz y tranquilidad, esta falta de representatividad resulta un problema relevante que tiene que ser atendido y corregido por el sistema de partidos, pero en días turbulentos, como los que hemos vivido desde el primer minuto de este año, esta carencia puede llevar al país a escenarios de ingobernabilidad. En los partidos falta liderazgo real, convocatoria y responsabilidad social.

Como era de esperarse, el PRI, el PVEM y demás aliados del gobierno se plegaron de inmediato al gasolinazo y forman parte de los apoyos incondicionales a las acciones presidenciales. En la oposición, algunos partidos, como el PRD, PT y MC llamaron a la movilización en contra del gasolinazo; sin embargo, crean una respuesta artificial, porque a sus acciones han acudido mayoritariamente sus grupos corporativos. Otras fuerzas políticas como MORENA miden el terrero, temen un desaire o un deslinde de la sociedad. Hoy, las protestas y las movilizaciones en contra del gasolinazo corren por un carril diferente al que transitan los partidos políticos.

Muchas preguntas rondan en la opinión pública en estos días: ¿Cómo impactarán las protestas callejeras en contra del gasolinazo? ¿Cuáles son los motivos? ¿Quiénes participan y cómo actúan? ¿Cómo influyen los medios de comunicación y las redes sociales en la percepción social de estos acontecimientos? ¿Quiénes propagaron los rumores sobre un toque de queda y la presencia de grupos armados para infundir el miedo? ¿Quién está detrás de los miles de twitters y mensajes enviados convocando a los saqueos y confundiendo a la población? ¿Los gobiernos estatales y el gobierno federal tienen la capacidad de contener la protesta social sin recurrir al abuso de la fuerza? Como se observa, la lista de cuestionamientos resulta enorme, pero en ninguna de éstas los partidos políticos desempeñan un papel significativo.

Los partidos deberían tener la capacidad de comprender que la gente protesta de diferentes formas en contra del gasolinazo; su descontento nace del hartazgo y de la desesperación, de la oposición a un gobierno que ha llevado al país a la ruina, brota del coraje, porque los ingresos familiares serán menguados y su calidad de vida afectada. Como no se había visto en este siglo, el malestar social brotó en prácticamente todo el territorio nacional rebasando a los partidos y también a los profesionales de la protesta.

¿Cuáles serían las consecuencias de esta crisis de representatividad de las fuerzas políticas? ¿Cuáles serían sus impactos sobre nuestra democracia? Los partidos políticos deben asumir plenamente la función que les corresponde en el sistema político, la cual consiste en competir por el poder público, representando a un segmento de la sociedad y no únicamente a la plutocracia, como ocurre desde hace tiempo y que es particularmente evidente en el gasolinazo. Se supone que la democracia debe proporcionar a la sociedad no sólo libertad política, sino igualdad y bienestar social. En los últimos treinta años, la pluralidad avanzó, pero la democracia le debe al país bienestar.

Ante la falta de representatividad de los partidos, lo que puede acrecentarse es un movimiento antisistema, con efectos muy variados en nuestra vida pública. A nadie conviene que un escenario de este tipo se instale en el país a raíz de este gasolinazo y de los aumentos que vendrán. No es el momento de los aprendices de brujos, sino tiempo de actuar con responsabilidad.

Coordinador parlamentario del PRD/Senado de la República

@MBarbosaMX

Barbosa