Donald Trump comenzó a restringir el acceso a suelo estadounidense y, con ello, se echó al mundo encima. A partir del sábado, impidió la entrada de todos los refugiados durante 120 días, así como el otorgamiento de visas durante 90 días a personas provenientes de siete países de mayoría musulmana con historial terrorista: Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán. Líderes internacionales, legisladores demócratas e incluso republicanos se opusieron, al tiempo que miles de manifestantes acordonaron aeropuertos en todo el país para exigir el revocamiento de la medida portando pancartas en las que se leían consignas “Refugiados, bienvenidos” o “Yo amo a mis vecinos musulmanes”.
Entre los organismos que se unieron a las protestas, se encuentra la poderosa Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), cuyos miembros eran retenidos a su llegada a Estados Unidos. La presión forzó a una jueza federal a bloquear a última hora del sábado parte del polémico veto en respuesta a una demanda de la ACLU, que cuestiona su constitucionalidad. Jueces federales en Alexandria (Virginia), Seattle (Washington) y Boston (Massachusetts) adoptaron decisiones similares.
[gdlr_video url=”https://youtu.be/7zTYbjHlpSk”]
Republicanos también la rechazan
El rechazo a la orden de Trump se extendió incluso a su propia bancada legislativa donde los influyentes senadores republicanos, John McCain (ex candidato presidencial) y Lindsey Graham, afirmaron que el decreto envía el mensaje de que “Estados Unidos no quiere que los musulmanes vengan a nuestro país”. En un comunicado conjunto, ambos afirmaron “tememos que esta orden ejecutiva pueda hacer más para ayudar al reclutamiento de terroristas que para mejorar nuestra seguridad”.
Canadá, el vecino querido de Trump, se deslindó de la decisión. En un mensaje difundido en sus redes sociales, el primer ministro, Justin Trudeau, defendió a “quienes huyen de la persecución, el terror y la guerra”. “Los canadienses les dan la bienvenida, sin importar su fe. La diversidad es nuestra fortaleza”.
Irán y su medida espejo
No habían pasado ni siquiera unas horas de la imposición del veto migratorio, cuando Irán amenazó con una medida espejo para los pasajeros estadounidenses que arriben a suelo iraní. El gobierno de ese país calificó la acción de Trump como “un insulto obvio al mundo islámico” y añadió que el gobierno trumpista será recordado como un gran regalo para los extremistas y sus seguidores.
Decenas de miles de manifestantes intensificaron sus protestas en Washington, Nueva York y Boston en rechazo enérgico al veto migratorio. También se espera que miles más se unan a las manifestaciones en otras ciudades como Houston, Detroit, San Luis y Los Ángeles,
Pese a todo, este lunes el presidente magnate defendió su programa antimigratorio diciendo que “está marchando muy bien” y dijo sin mayor explicación que no se trata de una prohibición contra los musulmanes.
[gdlr_video url=”https://youtu.be/Zxuc9kv3Rw0″]