“N. donaldtrumpi”, migrante y en peligro de extinción
René Anaya
Podría considerarse una broma de mal gusto o una falta de respeto al presidente estadounidense (o a la investidura presidencial, como se acostumbra decir en México), pero en realidad se trata en cierta forma de una tradición que ya tiene muchos años de nombrar una nueva especie con palabras que aluden a algún personaje o a presidentes estadounidenses.
Lo extraordinario es que pocos días antes de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos, se asignó su nombre a una especie recién descrita, y lo peor —podría parecer— es que el organismo recién bautizado sea una polilla.
Una taxonomía particular
La necesidad de tener un sistema de clasificación de animales y vegetales surgió en el siglo XIX por la profusión de nombres con que se designaba a los animales. Por esa razón, en 1842 el paleontólogo Hugh Strickland promovió la formación de un comité de expertos que creara reglas para la nomenclatura. Al año siguiente apareció el primer intento de taxonomía internacional, que se conoció como Código de Strickland.
En 1895, en el Tercer Congreso Internacional de Zoología surgió la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica, que diez años después publicó el primer Código Internacional de Nomenclatura Zoológica. A este código han seguido otras tres ediciones, el actual está en vigor desde el 1 de enero de 2000.
Para la clasificación de los animales se estableció que la unidad básica es la especie, el conjunto de especies con características semejantes conforman un género. Los géneros a su vez se agrupan en tribus, que se reúnen en familias, que se clasifican en órdenes. Los órdenes se clasifican en clases que a su vez se reúnen en divisiones o filos, que finalmente conforman el reino animal. De manera esquemática las categorías son: Reino, Filo o División, Clase, Orden, Familia, Tribu, Género y Especie.
Los nombres de las especies se forman con el nombre del género al que pertenecen y con la denominación que generalmente le da su descubridor o quien la describe por primera vez. Todo el nombre de la especie debe estar en latín o en forma latinizada, de manera que se respete la concordancia de género en latín (femenino, masculino o neutro).
De acuerdo con la tradición o costumbre, quien encuentra la nueva especie tiene el privilegio de nombrarla. El investigador puede asignarle el nombre en honor o reconocimiento de otro investigador, amigo, familiar o celebridad; también puede ponerle su nombre pero sería visto como de mal gusto o excesivo protagonismo.
Neopalpa donaldtrumpi
En esas circunstancias, que una polilla se llame Neopalpa donaldtrumpi no debiera parecer una burla al actual presidente de los Estados Unidos sino un honor, como lo señala el propio descubridor de la especie, el biólogo evolucionista canadiense Vazrick Nazari, quien espera que esta distinción estimule a Donald Trump a fortalecer los programas en favor de la conservación de los ecosistemas, donde todavía quedan muchas especies por descubrir.
Nazari lo plantea con conocimiento de causa, ya que mientras estudiaba la colección del Museo de Entomología Bohart, de la Universidad de California Davis, encontró dos especies que no habían sido descritas, a las cuales llamó Neopalpa neonata y Neopalpa donaldtrumpi.
En apego a las reglas del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica, el investigador tomó el primer nombre (Neopalpa) del género al que pertenecen esas polillas, que son de la tribu Gnorimoschemini de la familia Gelechiidae. El segundo nombre, el de la especie donaldtrumpi, lo eligió Nazari por el aspecto de los adultos de la polilla, ya que las escamas blanco-amarillentas de su cabeza recuerdan la cabellera de Donald Trump.
La N. donaldtrumpi habita principalmente en la mitad norte de Baja California y en los condados de Riverside e Imperial del sur de California. Es decir que la polilla también es una migrante que podría estar en peligro de extinción no solamente por el aumento de la mancha urbana, sino también porque el muro podría dividir su ecosistema.
Al margen de la divertida similitud de la cabeza de la polilla con la de Trump, el investigador pretende llamar la atención sobre la importancia de la conservación del entorno ambiental: “El descubrimiento de esta micropolilla distinta en el densamente poblado y bien estudiado sur de California subraya la importancia de la conservación de los hábitats frágiles que todavía contienen especies no descritas y amenazadas”.
Con este reconocimiento se espera que Trump tome conciencia de la importancia de los ecosistemas y lleve a cabo programas para proteger la fauna y no se extinga su polilla…
reneanaya2000@gmail.com
f/René Anaya Periodista Científico


