Fab. Le Blanc/Fotógrafo erótico francés

Eve Gil

“Para mí —dice Fab. Le Blanc—, un artista sólo puede ser espontáneo; la idea debe ser espontánea, lo mismo que la ejecución de todos los detalles técnicos. Un artista sabe cómo aprovechar el momento de manera sencilla, incluso banal, y tomarse el tiempo para crear algo maravilloso”.

Fab. Le Blanc es un camaleónico artista francés de 34 años, originario de Bourdeaux, aunque actualmente vive muy cerca de Cannes, del que podemos esperar lo inesperado. Desde lo más irreverente y audaz, hasta lo más exquisito y emotivo. Imposible definir si es fotógrafo antes que músico, o si en todo caso lo uno es resonancia de lo otro. Lo que es un hecho es que el fotógrafo y el músico se fusionan y evolucionan a la par, juguetean con otras disciplinas artísticas: el performance, la actuación y la pintura.

Creativo y soñador

Fab. asegura no haber “descubierto” nada. Su vocación por el arte, como el desarrollo del mismo, se ha dado de manera progresiva: “Siempre he sido creativo, siempre he sido un soñador. Mi padre era camarógrafo y un aficionado a la fotografía, así que siempre se bañaba en la imagen. Descubrí la fotografía de estudio cuando estaba en la universidad. Con el profesor de arte aprendimos a usar y desarrollar nuestros disparos de luz de plata. Luego realicé estudios de gráficos por computadora”.

“Mi acercamiento a la música —dice— ocurrió mucho más tarde, alrededor de 2001. Obtuve divertidos sonidos que se crean para el software, como Windows o Mac; sonidos que escuchamos todos los días. Recuperé sonidos aquí y allá,  montando mi primer tema. Mi mejor amigo de aquel entonces era DJ y me enseñó a mezclar música. Tras su muerte, en 2003, empecé a componer de oído, sin ningún conocimiento de la teoría musical. Me fue muy mal al principio, pero seguí para hacer ejercicio y todavía continúo. Algún día tomaré clases reales de música”.

Fotografía y música lo reafirman

No obstante poseer mayor entrenamiento como fotógrafo que como músico, Fab. señala que ambas lo reafirman y lo reflejan, “sin embargo, rara vez —dice— trabajo en las dos cosas al mismo tiempo. La música la he creado en los momentos oscuros de mi vida, mientras que las fotos capturan mis mejores estados de ánimo. A veces se cruzan, raras veces de forma voluntaria”.

Pareciera que uno de los más antiguos intereses de Fab. es la fotografía erótica, pero aclara que no es el primero: “Cuando contaba solo un año, mis padres —recuerda— me ofrecían cámaras desechables y mi obsesión eran los paisajes o entornos urbanos, a veces hubo algunos resultados sorprendentes. Cuando era adolescente tenía una Polaroid y comencé a practicar el retrato. Ya en la edad adulta, en plena era digital, compré una compacta con mi primer sueldo”.

Dice Fab. que la foto erótica le llegó “al azar, primero en privado. Tuve la suerte de tener amigas de mente abierta, no demasiado modestas, lo que me permitió ejercitarme indefinidamente y ganar confianza en mí mismo y lo que estaba haciendo”.

Central, la figura femenina

Pero Fab. expresa el erotismo en registros muy amplios, que van de lo elemental y lúdico, hasta lo muy complejo, donde salen a relucir sus influencias literarias, cinematográficas, incluso psicológicas.

“Cuando estaba en la escuela, pensé —dice— que todo estaba escrito en nuestros libros, pero entre más crezco, más me convenzo de que en los libros hay más en suposiciones que en hechos, ya sea en la historia o la ciencia, siempre descubrimos algo cada vez más sorprendente e inimaginable. En resumen, me gustaría decir que me gusta el misterio que puede uno rellenar”.

En cualquiera de los casos, la figura femenina es casi central de su obra: “Siempre he estado rodeado de mujeres. Sé que es un poco pretencioso decir esto, pero desde niño me he sentido mimado por ellas y siempre tuve más amigas que amigos. Descubrí el cuerpo femenino muy temprano, tal vez un poco demasiado temprano y se ha convertido en una obsesión. Soy un amante de la feminidad, me encantan las mujeres y especialmente aquellas que asumen como tal”.

No obstante, Fab. ha incursionado en el desnudo masculino: “En este caso también tengo la fortuna de tener amigos de mente muy abierta lo que me permite explorar el tema sin ambigüedades”.

Fab. por igual es modelo, ha posado para otros fotógrafos profesionales, pero su mejor fotógrafo es él mismo: “En mi infancia desarrollé una terrible falta de confianza en mí. Tenía que arreglarlo y la foto me ayudó. En retrospectiva, creo que tengo que buscarme un mejor aspecto ante quienes me rodean”.

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