Remesas

Julio A. Millán B.

Las primeras medidas tomadas por el actual gobierno de Estados Unidos correspondieron a la tendencia de política proteccionista y de miedo por las que ha optado esta nación. La construcción del muro en la frontera con México es una de las acciones que más ha generado incertidumbre en ambos lados de la frontera.

En repetidas ocasiones la presidencia de Estados Unidos ha señalado que la construcción del muro a lo largo de su frontera sur será pagada por México; los mecanismos aún no se definen, pero una de las alternativas que se han considerado es que las remesas que envían los trabajadores mexicanos en territorio estadounidense sirvan como instrumento para financiar dicha construcción.

Ante los temores de las posibles restricciones que pudieran aplicarse en el futuro inmediato por el gobierno estadounidense, los trabajadores mexicanos aceleraron las transferencias al país.

En diversas declaraciones, el gobierno de Washington ha señalado que la construcción  del muro en su frontera tendría un costo aproximado de 15,000 millones de dólares, una cifra que podría ser cubierta por los dólares que envían nuestros compatriotas en territorio estadounidense.

La relación migratoria de México con Estados Unidos tiene siglos de vínculos, intervienen razones geográficas, económicas, políticas, culturales, familiares, entre muchas otras, pero cada vez hay una mayor interconexión en ambos lados de la frontera. Hasta 2015, vivían en territorio estadounidense 36.9 millones de personas de origen mexicano, de las cuales 12.2 millones son migrantes nacidos en México.

El mercado de remesas representó para México ingresos por 29,970 millones de dólares durante 2016 (95 por ciento de estas transferencias provienen de Estados Unidos), una cantidad nunca antes vista. El dato no solo revela los fuertes lazos entre ambos países, también pone al descubierto la incertidumbre generada entre los migrantes por las políticas neoproteccionistas que actualmente se aplican desde Washington, tan solo en noviembre del año anterior este indicador tuvo un incremento de 25 por ciento anual de acuerdo con lo reportado por Banco de México.

Actualmente las remesas que recibe México representan la segunda fuente de ingresos más importantes del exterior (solo superada por las exportaciones manufactureras) y están por arriba de los dólares que el país obtiene por venta de petróleo, turismo o inversión extranjera directa.

Previo a asumir el poder, la actual presidencia de Estados Unidos expresó su deseo de expulsar a migrantes y amenazó con sacar de su territorio a cerca de 3 millones de mexicanos que viven allá, una situación que no es nueva, considerando que la pasada administración de la Casa Blanca deportó de territorio estadounidense a 2.8 millones de mexicanos.

Más allá de las medidas que se busquen imponer, no habrá muro o  impuesto que pueda frenar el envío de remesas. Estas transferencias no solo son un apoyo financiero para impulsar el consumo de muchos hogares en México, también representan el vínculo al origen de los trabajadores mexicanos en territorio estadounidense.

Para 2017 en Consultores Internacionales, S. C. estimamos que las remesas pudieran romper la barrera de los 30,000 millones de dólares, no solo por el efecto de la incertidumbre, sino también porque es más fuerte aún el apoyo al origen, a las raíces que tienen los connacionales del otro de la frontera.

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