Las secuelas de la salida del asesor de seguridad nacional estadounidense, Michael Flynn, continúan sintiéndose en la Casa Blanca. Para Donald Trump ha sido un crisis que no ha sabido enfrentar sino, por el contrario, la ha agravado con un tema que hace recordar el episodio Watergate.

Como se recuerda, la salida de Flynn se dio luego de que se diera a conocer una reunión que sostuvo con el embajador ruso, de la cual no informó adecuadamente tanto a Trump como al vicepresidente Mike Pence antes de la toma de posesión, por lo que tuvo que dejar el equipo en medio de acusaciones de violación de una ley que prohíbe a particulares –en la plática con el diplomático no era funcionario de gobierno– tratar temas oficiales con extranjeros, y de traición al mandatario estadounidense.

De esto, surgieron sospechas de que la de Flynn no era la única conversación que miembros del equipo de Trump habrían sostenido con los rusos, además de que algo se estaba encubriendo, de ahí la relación con el caso Watergate que le costó la presidencia de Estados Unidos a Richard Nixon, precisamente cuando se descubrió todo el operativo para encubrir el espionaje que se realizó a los demócratas en el hotel que dio nombre a este escándalo.

De acuerdo a David Brooks, corresponsal de La Jornada en Washington, “frente a todo esto, el fantasma de Watergate está resucitando en el sentido de que el error que lleva a los escándalos no es el delito o el acto indebido mismo, sino el encubrimiento de éste. Walter Pincus, columnista del Washington Post, señala que la famosa pregunta de un legislador en la investigación a Richard Nixon sobre Watergate es la misma ahora para esta crisis en la Casa Blanca: ¿Qué sabía el presidente y cuándo lo supo?”.

Donald Trump ha reaccionado como sabe hacerlo, lanzando acusaciones a través de Twitter, asegurando que se trata de filtraciones que buscar dañar su presidencia.

Brooks cita en su texto al periodista Tim Weiner, quien en un artículo en The New York Times señala, “han sido apenas tres semanas desde que el equipo de Trump asumió el poder, y un aroma distintivo ha empezado a emanar de Washington, lo que el señor Kissinger supuestamente llamó ‘el odioso olor de la verdad’”.

El tiempo dirá si Trump logra salir ileso de esta crisis o, si por el contrario, seremos testigos de lo que muchos anhelan: un fin anticipado de su presidencia, aunque otros mandatarios estadunidenses como Ronald Reagan, con el caso Irán–Contras, sufrió embates similares pero pudo permanecer al frente de la Casa Blanca.

En tanto llega el momento de la definición, la revista Time ironizó con una portada en la que se aprecia a Trump en la oficina oval en medio de una tormenta y el título “nada que ver aquí“.