Entrevista con Nayar López Castellanos/Internacionalista de la FCPyS-UNAM
Nora Rodríguez Aceves
La política intervencionista norteamericana nunca se ha detenido, siempre ha estado presente, es parte de la esencia de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, tiene altibajos, momentos más intensos que otros si nos remontamos a la época en que llevaron a cabo invasiones militares. Nicaragua, Honduras, Cuba, República Dominicana, el propio México, entre otros tantos países, fueron invadidos militarmente.
Los norteamericanos han intervenido también por la “vía de la presión diplomática, política o económica; lo vemos en la época contemporánea con las dictaduras militares en el Cono Sur, en Centroamérica, que son abiertamente apoyadas por Estados Unidos. El caso más evidente es Chile, el propio Henry Kissinger fue el artífice del golpe de Estado contra Salvador Allende y lo reivindicó públicamente de manera posterior, los propios documentos desclasificados del Pentágono, de la CIA, revelan todos los pasos que dieron para impulsar esas dictaduras militares, explica a Siempre! Nayar López Castellanos, coordinador de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
“El intervencionismo siempre ha existido y ha estado presente, no para el beneficio de América Latina, porque finalmente esta región es de sumo interés para Estados Unidos, no solo por lo que representa el continente en términos geopolíticos, geográficos, un espacio de seguridad frente a las grandes potencias a escala mundial, sino por la riqueza de las materias primas que tiene esta región y los mercados de consumidores que existen en estos países, que son cientos de millones”.
Trump no intervendrá, Anguiano Roch
Para América Latina y las relaciones internacionales no ha sido benéfico este intervencionismo que no cesa, ahí están muchos ejemplos, justo en esta semana el Departamento del Tesoro norteamericano declaró que el vicepresidente de Venezuela es un narcotraficante, pero no presenta pruebas mayores que sus afirmaciones, lo que recuerda la época en que Estados Unidos decidía quién era el presidente de otro país o de un país latinoamericano o si no le caía bien un funcionario promovían su descrédito de cualquier manera, incluyendo los asesinatos que hubo en diferentes países latinoamericanos, eso es sin duda un retroceso,
En este sentido, Eugenio Anguiano, exembajador de México en Costa Rica, República de China, Argentina, Australia y Brasil, expone a Siempre! que bajo la presidencia de George H. W. Bush se invadió Panamá para capturar al presidente Manuel Antonio Noriega, acusado de “estar involucrado con el tráfico de drogas, con el lavado de dinero”. En unas cuantas horas Estados Unidos acabó con el gobierno de Noriega, que lo había retado.
Advierte que este “tipo de acciones relámpago no se toman tan fácilmente, porque es un gran riesgo para el gobierno de Estados Unidos, por los cálculos militares políticos, de prestigio, de no resolver el problema por la intervención, todo esto ha pesado mucho en los últimos años para que los estadounidenses ya no intervengan más a poner presidentes, ya se acabó, el último fue Noriega”.
“Panamá y Granada fueron los últimos actos de intervención directa, ya no está en su esquema, ni en sus radares, ni en sus posibilidades, ni en sus posibilidades políticas y de prestigio mundial. El mundo de hoy no es el de hace cien años, ni de hace cincuenta. México es un país muy grande”.
“Trump es irracional para ciertas cosas, pero no se meterá en un proceso de intervención que ya no se usa actualmente. Las presiones, las amenazas son para que los representantes gubernamentales mexicanos lleguen a la mesa de negociación ablandados y la negociación sea dispareja”, afirma el diplomático mexicano.
A un mes de la gestión Trump
Nayar López considera que a un mes de gestión del presidente Donald Trump, ya se puede ver que la política que aplicará es de continuidad. “Por ejemplo con el tema de Cuba, que Barack Obama impulsó este proceso de normalización de las relaciones entre ambos países y que no ha culminado, todavía tiene el bloqueo económico y la base de Guantánamo sigue ocupada aun siendo un territorio cubano”.
Aunque es de reconocerse que fue un “acto positivo para tratar de normalizar la relación entre dos países que desde 1959 no tenían una relación normal y que atravesaron por todo el periodo de la Guerra Fría. Ahí contrasta un poco con las primeras declaraciones, sobre todo a nivel de declaraciones hechas por Trump y sus asesores al respecto sobre el caso Cuba”.
Desde la campaña es evidente el peculiar estilo de hacer política de Trump, que está muy relacionado con los exabruptos, con las decisiones fuertes y amenazantes, pero lo que no entiende el presidente norteamericano es que en los últimos 20 años el mundo cambió. Si bien Estados Unidos fue una de las dos principales potencias durante buena parte del siglo XX, sobre todo en la parte occidental del mundo, ya no es igual. Donald Trump llega con una visión muy arcaica en ese sentido, de pretender que su país puede ser el que decide los destinos del mundo en cualquier sentido y en cualquier momento, asegura el internacionalista de la UNAM.
Tropas estadounidenses a territorio mexicano
El maestro de estudios latinoamericanos y doctor en ciencia política por la FCPyS de la UNAM explica que “en el caso particular de México, sería complicado imaginarse un escenario en el que Estados Unidos pudiera mandar tropas para combatir el narcotráfico, que contrasta con una visión totalmente equivocada o limitada por parte de su administración de entender que la lucha contra el narcotráfico no es una cuestión nada más de matar cabecillas o tomar cargamentos.
“Tiene que ver también con cortar a los consumidores, en el sentido de una política de educación, de reintegración social, porque los principales consumidores destruidos por esa droga están en Norteamérica; ¿qué hará Trump con millones de estadounidenses que de manera cotidiana consumen todo tipo de drogas, si realmente su muro funcionara y se combatiera a los narcotraficantes? ¿Qué harán esos millones de personas adictas a las drogas? Uno se imaginaría que se volvería una locura el asunto”.
Esa frase que se conoció a partir de las grabaciones sobre la conversación entre Trump y Enrique Peña Nieto refleja la soberbia de un empresario estadounidense que está aprendiendo de una u otra manera a ejercer un puesto público de responsabilidad. Trump nunca había ocupado un cargo público, solo en la iniciativa privada, por eso desconoce muchas cosas sobre la diplomacia, por eso las amenazas que hace contra México reflejan también racismo y nos recuerdan épocas obscuras de la humanidad en el siglo XX.
De manera similar “empezó Hitler, despreciando a los judíos, lo cual llevó después a los horrores de la Segunda Guerra Mundial, pero no es el caso, el mundo ha cambiado mucho y no es tan sencillo hoy imaginar el envío de tropas a un país vecino, como es el caso de México”.
Además —dice López Castellanos—
“la decisión y la intimidación que se pretende hacer con respecto a este asunto de las tropas parte de un desconocimiento de que en realidad las últimas administraciones en México, de los gobiernos federales, también han actuado de acuerdo con los intereses y los lineamientos de Estados Unidos”.
El Plan Mérida es una estrategia de combate al narcotráfico, o de supuesto combate al narcotráfico, que está diseñada en Estados Unidos, por tanto los millones de dólares que han dado al gobierno mexicano para la lucha contra el narcotráfico responden a lineamientos que ellos establecen. “No hay una política integral hecha y elaborada desde México para afrontar este grave problema, entonces resulta paradójico que pretendan amenazar, si aquí están asesores de la DEA; incluso se ha dicho que el propio Ejército recibe estrategias y órdenes de asesores militares estadounidenses, cuando esto es una característica muy puntual de los últimos 20 años”.
“El gobierno mexicano se ha plegado a las decisiones de gobierno de Estados Unidos en muchos aspectos, entre ellos, este que abordamos de la lucha contra el narcotráfico, por eso el asunto de esta amenaza, esta insinuación de que si no resuelves el problema te voy a enviar unas tropas para resolverlo, es más una estrategia declarativa, intimidante, para exigir una acción, una respuesta en particular con este asunto del muro, que es completamente irracional. Si quieren construir un muro, que lo construyan y lo paguen ellos”.
Lo que debe prevalecer aquí es un ambiente de cordialidad, de respeto entre las naciones; de respeto a los diferentes sistemas de gobierno, y aquí es importante ubicar lo que es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Un espacio donde están todos los países del continente, salvo Estados Unidos y Canadá, donde los países latinoamericanos y caribeños se pueden poner de acuerdo, teniendo gobiernos diferentes y con orientaciones diferentes en la política y en la economía pueden coexistir de manera civilizada y basadas en el respeto.
Sin necesidad de estar intimidándose ni amenazando con enviar tropas ni pretendiendo ser uno más fuerte que el otro; hay diferencias, por supuesto, no es lo mismo la capacidad económica de Brasil que un país como Haití o como Honduras, que son países con una economía débil, muy subdesarrollados, pero debe existir un respeto entre esos países.
Esto es lo que debe entender algún día Estados Unidos, que debe tratar a los países por igual, con el mismo nivel de respeto, y eso fue lo que logró, un poco, con Cuba en ese proceso de normalizar la relación entre ambos países. A ellos mismos les conviene, aunque Trump viene con la idea de rescatar o revivir los tiempos de Ronald Reagan, de Bush padre, en su forma de concebir la manera de relacionarse con América Latina que es a través, sobre todo, de órdenes, de intimidaciones y de acciones violentas, como el caso de Nicaragua, en la década de los ochenta, cuando Estados Unidos financió a un conjunto de personas conocidas como contras y provocó la muerte de 90 mil personas y la derrota política de los sandinistas.
América Látina está plagada de ese tipo de historias, en cualquier país uno encuentra ejemplos, en cualquier momento de la historia del siglo XIX, de cómo Estados Unidos ha estado presente en la vida política, económica y cultural de nuestras naciones.
¿Estados Unidos en la carreta presidencial?
Ante este panorama intervencionista en los países latinos, los especialistas expresan su opinión en relación con la posibilidad de que Estados Unidos pudiera involucrarse de alguna manera en el proceso electoral de 2018, cuando se elija al nuevo presidente de México. Norteamericana “siempre está pendiente de los procesos electorales mexicanos, tienen muy bien desarrolladas estrategias para involucrarse en los procesos electorales de los países latinoamericanos, sin necesidad de ser muy evidentes”, señala Nayar López.
A veces —agrega— “hacen declaraciones fuertes contra alguno u otro candidato, no nos sorprendamos que en el caso mexicano lo hagan, aunque de manera discreta. Sin duda que el resultado de las elecciones del año que viene les interesa muchísimo, por todo lo que esto implica aun y con el elemento que se pudiera tener como contexto de que Trump realmente retire a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), del muro, del proteccionismo, y todo esto, aun con eso, México les importa mucho y les importa mucho quién gane las elecciones del año que viene”.
Este asunto que para el analista internacional de la UNAM es de suma importancia, para el exembajador Eugenio Anguiano resulta secundario en estos momentos, ya que Estados Unidos siempre ha intervenido, pero ahorita “el riesgo es que no se dé información de cuál es la postura del gobierno mexicano frente a las actividades del presidente Trump, ¿ponernos como víctimas y no reconocer nuestras vulnerabilidades y debilidades internas que nos hacen susceptibles?, ¿ser intervenidos más fuertemente por Estados Unidos?, eso es lo que se tiene que ver”.
“Los niveles de intervención están relacionados con los niveles de vulnerabilidad interna, si la intervención nuevamente es como en el pasado, para evitar que lleguen políticos de izquierda al poder, eso es secundario, no es tan importante; pero si la intervención es porque: ordenas tu casa o yo te la voy a ordenar, eso sí es grave”.
@noraaceves8