Dictan 53 autores mexicanos

René Sánchez García

En el año de 2007, Ediciones Cal y Arena le publicó a Delia Juárez González (México, 1959) un interesante libro que deben leer todos aquellos que se interesan en la actividad de escribir, sean principiantes o ya estén encaminados en dicho quehacer. El libro se titula Gajes del oficio. La pasión de escribir (México, 2007; 449 pp.), donde la compiladora, egresada de Letras Inglesas de la UNAM, hace una muy cuidadosa selección de 56 autores reconocidos, mismos que se han dedicado a escribir novela, cuento, poesía, teatro y ensayo, pertenecientes ellos a los siglos XVIII al XX. La laboriosidad de Juárez González consistió en elegir dentro de la obra publicada por cada uno de ellos (por ejemplo: Yourcenar, Bioy Casares, Cortázar, Machado, Proust, Dostoievski, Kafka, Alfonso Reyes, Neruda, Valéry, Mann, Amado Nervo, Onetti, por citar sólo algunos) el mejor de los textos donde hablaran precisamente de todo aquello que hace del acto de escribir un verdadero oficio. En pequeñas cápsulas encontramos las palabras, ideas, sueños, deseos y demonios, que acompañan a dichos escritores desde el momento de pensar el tema hasta la publicación definitiva, que es cuando el texto le deja de pertenecer para siempre y queda a merced de quien lo lee y lo interpreta, de acuerdo con su estado de ánimo, criterio literario o momento histórico.

Con dicha experiencia vivida, es que Delia nos entrega ahora su nuevo libro Así Escribo, publicada por la misma casa editora. Se trata de una aventura diferente, ya no lee las obras publicadas, sino que se atreve a entrevistar a 53 escritores mexicanos, donde el objetivo primordial es arrancarles, a como dé lugar, una serie de confesiones en torno a lo que piensan y sienten durante todo este proceso creativo de escribir. Aquí los poetas, dramaturgos, cuentistas, novelistas y periodistas seleccionados, nos hablan de tantas cosas simples y complejas, que uno como lector las interpreta como miedos y obsesiones. Autores tan diferentes pero tan similares, reconocen que en la teoría literaria está la clave, pero que se dejan mejor llevar por los impulsos de la imaginación. Hombres y mujeres que a pesar de los años dedicados a este oficio, todavía parecen niños con preferencias al lápiz, la pluma, el monitor, los cuadernos, las libretas y las hojas rayadas. Gente tan parecida a nosotros que vive del trabajo de escritor y que sufre cuando su libro publicado no tuvo el éxito financiero deseado. En fin, de cómo la escritura se convierte en una tensión siempre prolongada que muchas veces (pese a la imaginación y la creatividad) derrota a la inteligencia. Y la amarga coincidencia de que se escribe, no sólo por el mero gusto de hacerlo, “sino para evadir la realidad y vivir otra vida”.

En Así Escribo (México, 226 pp.) escritores como José Agustín, Hugo Hiriart, Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta, Enrique Serna, Rosa Beltrán, Federico Campbell, Vicente Quirarte, Gerardo de la Torre, Sabina Berman, Myriam Moscona, Guadalupe Nettel, Ramos Revilla, entre otros más, hablan de forma bastante suelta, de la manera en que enfrentan el misterio de la creación, que no es sólo cuando se disponen a hacerlo cómodamente en su mesa de trabajo, sino en cualquier instante del día y en el lugar menos indicado. Un diálogo escuchado, una noticia vista, un poema nuevo leído, una imagen o fotografía suelta, una historia incompleta contada por el otro, una pieza musical clásica o no al oído: sirven para detener, descartar, elegir, ordenar la historia y salvarla. No vale tanto ser disciplinado o ser demasiado inteligente, lo que cuenta, según la mayoría de las opiniones vertidas por estos escritores mexicanos, es “dejar que mis manos y mis ojos vayan produciendo collages con los fragmentos que van tomando otro sentido al estar juntos”. En verdad que vale la pena la lectura de este libro de compilación de secretos íntimos y reflexiones personales sobre el arte de escribir.

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