Apenas ayer, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había notificado a Irán que cesara sus pruebas balísticas. No pasó ni un día en que el magnate decretara nuevas sanciones en contra del estado islámico, revelando una actitud amenazadora que evidencia que no se detendrá ante nada ni nadie.

Este viernes escribió en su red social: “Están jugando con fuego. No saben cómo apreciar lo amable que fue el presidente Obama con ellos”. Y agregó: “íYo no!”.

El Departamento del Tesoro en Washington dijo que estas nuevas sanciones, no relacionadas con el programa nuclear de Teherán, afectan a 25 personas o entidades sospechosas de haber aportado un apoyo logístico para los misiles balísticos iraníes.

Las sanciones afectan a una docena de compañías y a 13 individuos a quienes el gobierno estadounidense señala por dar apoyo al programa de misiles balísticos iraní y a la Guardia Revolucionaria iraní. Algunos de los afectados por estas medidas son empresas provenientes de Emiratos Árabes Unidos, Líbano y China.

Rusia, aliado histórico de Irán, salió en defensa de la República Islámica y calificó la advertencia estadounidense como una forma “caldear la situación”. Por otra parte, esta actitud desafiante del gobierno trampista podría incidir favorablemente en alimentar las esperanzas de los sectores más reaccionarios de Irán, sobre todo en mayo próximo, cuando su pueblo irá a las urnas.