Pasos firmes para regresar a los cuarteles

Mireille Roccatti

En la compleja coyuntura en estamos inmersos por la hostilidad creciente y las agresiones del nuevo presidente estadounidense, es cierto que debemos diseñar una estrategia integral en defensa de nuestra soberanía nacional, basados en los principios de derecho internacional, contenidos en nuestra Constitución; pero eso no impide que desahoguemos temas prioritarios, urgentes e insoslayables de nuestra propia agenda interna.

Uno de ellos, muy importante, quizás el más relevante es dotar de un marco jurídico de actuación a nuestras fuerzas armadas en el papel que por el bien de la republica han venido desempeñando en el combate al crimen organizado, especialmente  el narcotráfico. El Ejército y la Marina han actuado de manera sistemática y permanente como policía, sin tener facultades legales y en abierta contravención al texto constitucional.

Lo anterior, de suyo importante, palidece frente a la impostergable decisión de construir una hoja de ruta para el regreso a los cuarteles de las fuerzas armadas de manera programada y atendiendo las necesidades por regiones o entidades y, sobre todo, bajo la premisa de que el Ejército no puede regresar derrotado, ni siquiera como percepción.

Hace ya poco más de una década que por la corrupción que permeaba hasta la medula de nuestras policías federales, estatales, municipales y toda clase de autoridades de los tres ámbitos de gobierno, cumpliendo con su deber republicano, se hizo cargo de esa ingrata tarea de perseguir las organizaciones delincuenciales.

Y desde hace diez años, señalé que se hacía violando la Constitución, expresando mi preocupación porque las fuerzas armadas seguramente sufrirían bajas por la capacidad de fuego de las bandas que combatirían, además del riesgo de ser penetradas por el inmenso poder corruptor del narcotráfico. Lo cual aconteció, aunado con conductas violatorias de derechos humanos, como desapariciones forzadas u otros excesos que, si bien no fueron generalizados, sucedieron.

La construcción de una hoja de ruta para su regreso a los cuarteles lo planteamos desde hace años. Es reconfortante que se estén dando pasos firmes para concretar esta acción. Lo es más, que la mayoría de las fuerza políticas e importantes segmentos de la población apoyen que se legisle en materia de seguridad interior, para normar la actuación de las fuerzas armadas en la actualidad y, posteriormente, cuando así se requiera.

Esta legislación delimitaría claramente los ámbitos que corresponden a la seguridad nacional, la seguridad interior y la seguridad pública.

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