Nadie quiere cargar con el muerto

José Luis Camacho Acevedo

En una entrevista, el excandidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas aseguró  que no será agitando banderitas o firmando papeles como los mexicanos podrán hacer frente a las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

“El fortalecimiento de México no es simplemente gritar todos juntos y agitar banderitas todos juntos; el fortalecimiento de México es elevar los niveles de vida”, advierte.

Un sabio de la política de nuestro país me dijo en una ocasión que en México los pactos se hicieron para no cumplirse; o para de plano romperse antes de que logren los objetivos que les dieron origen.

Así han sido los pactos que con frecuencia se hacen entre el gobierno y los empresarios; los que celebran los patrones con los obreros;  los que se hacen entre los partidos políticos para jugar limpio… Casi ninguno se cumple.

Los sabotean o los niegan sus firmantes en cuanto observan la inoperancia del pacto y el rechazo social a su ineficacia, toda vez que sus resultados a corto plazo no le resuelve a esa sociedad acosada por muchos problemas ninguno de ellos.

El ejemplo más reciente es la desbandada de firmantes del Pacto por México. Ahora ni el PAN, ni el PRD y connotadas individualidades del PRI que fueron parte de ese pacto quieren cargar con el muerto.

En los últimos días se ha estado hablando de que algunos dirigentes de partidos políticos buscan hacer un pacto de unidad nacional para enfrentar la agresiva e diariamente impredecible manera de gobernar de Donald Trump.

Yo he visto que el que empuja verdaderamente para lograr un momento real de unidad nacional, a través de los diálogos y los debates, y no de un pacto, es el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa, quien no ha convocado a ninguna de esas dos efímeras y escenográficas marchas programadas para este domingo.

El dirigente del partido en el poder, y que tiene enfrente el fantasma de perderlo en 2018, ha propuesto debates, reuniones entre dirigentes, con una agenda clara. Tal vez Ochoa Reza sea menos avezado, o también pudiera decirse que no tan mañoso, como estaban catalogados sus inmediatos antecesores.

Por ello sabe que Andrés Manuel López Obrador deja correr la versión de que está dispuesto a pactar por México con quien aporte ideas que sirvan al rescate nacional. Incluso el tabasqueño recientemente incorporó a sus tareas de planeación a un empresario como Alfonso Romo y a un promotor político exitoso como Esteban Moctezuma, quien sigue trabajando para el imperio de Ricardo Salinas Pliego.

Incluso los morenos dejan correr versiones de que se cocina un pacto entre AMLO y su enemigo histórico, Carlos Salinas. Un pacto con Ricardo Anaya, un líder del PAN que ha cobrado fama de haber traicionado a Gustavo Madero y después a la esposa de Felipe Calderón. Y a Moreno Valle lo ha dejado a su suerte; y Anaya está más cerca de Fox que de Calderón a través de Santiago Creel.

Ochoa Reza toma nota de todo ello. Los convoca al debate y a la propuesta. No a celebrar otro pacto más que terminará fatalmente por no cumplirse. Se ve que Ochoa Reza no quiere correr el riesgo de convertirse en uno más de los “nacionalistas light” que ahora se envalentonan contra Donald Trump.

Este juego de Ochoa Reza es, para mi modo de ver, el correcto. Debatir la agenda nacional en foros verdaderamente representativos, como dice Cárdenas, la unidad nacional no se alcanzará portando insignias o suscribiendo documentos.

Twitter Revista Siempre