Lucro para unos cuantos

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Es la ciudad comunidad de bien vivir,

constituida por familias y por estamentos

para una vida perfecta y abundante.

Juan Ginés de Sepúlveda

El entusiasmo impreso en el anuncio de la construcción de un tren interurbano entre Observatorio y el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, hecho por parte del jefe de Gobierno, Dr. Miguel Ángel Mancera, reconfirma la visión mercantilista que el gobernante tiene sobre nuestra ciudad.

En un acto de prestidigitación política, el servidor público escamoteó el fallido Corredor Cultural Chapultepec por un monorriel que, presuntamente, correrá por los derechos de vía de la línea 1 del Metro desde Observatorio, pasando por la histórica avenida y sus ampliaciones, hasta los terrenos de Balbuena, lugar en el que, en 1910, la audacia de Alberto Braniff permitió el inicio de la historia de la aviación en México.

Por cierto, los terrenos de este histórico aeropuerto son ofrecidos por la administración Mancera a las inmobiliarias, a fin de desarrollar en ellos un campus universitario, viviendas estudiantiles y de alto nivel, a las que el “monorriel” servirá como medio de comunicación.

Ante un adverso panorama político, las intenciones del titular de la administración capitalina buscan “nichos de oportunidades” y ello está llevando a subastar la ciudad rosa que han construido a golpe de acrósticos y colores llamativos, que la exhiben como un producto sumamente rentable, envuelta en los preceptos de una Constitución del siglo XXI cuyos mandatos no le tocarán cumplir a quien la oferta.

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Así lo confirma la urgencia por aprobar el Programa General de Desarrollo Urbano 2016-2030, que, por ejemplo, solo confirma seis programas parciales: el del Centro Histórico, Santa Fe, Zona Patrimonial de Tacubaya, Cerro de la Estrella, Sierra Santa Catarina y Polanco, y trastoca los instrumentos de planeación en estrategias comerciales que provocan la gentrificación de 1032 colonias, barrios y pueblos, de las 1880 que conforman nuestra ciudad.

Todo lo anterior contrasta con el documentado reportaje de The New York Times, en su edición del 17 de febrero de este año, en el que Michael Kimmelman documenta la irracionalidad del desarrollo de nuestra ciudad, así como sus riesgos y futuros peligros, no solo por la escasez del agua, sino por la desertificación del subsuelo, reto sobre el que la ambientalista y actual jefa delegacional de Tlalpan, la Dra. Claudia Sheinbaum, afirma con certeza que “tenemos los recursos (técnicos y humanos), pero falta voluntad política”, y ante estas evidencias sobra ambición comercial en el gobierno.

De ahí que retomemos una de las pocas sentencias rescatables del antagonista de Bartolomé de las Casas, Ginés de Sepúlveda, y recordemos al funcionariado gentrificador que las ciudades las hacen las familias y la sociedad para una vida perfecta y abundante, no para el lucro de unos cuantos.

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