¿A quién se debe el nombre de la “Generación de la Ruptura en el Arte Mexicano”?, se debe a la única voz permitida en la segunda mitad del siglo XX, Teresa del Conde, quién acuñó este término aquella generación de creadores que deseaban romper con las ideas establecidas que se venían desarrollando en el arte y la cultura desde la Revolución.

De esa forma, con su curiosidad y análisis a los grandes movimientos artísticos y sus personajes inicio su extensa trayectoria como critica de arte, intelectual y catedrática, convirtiéndose en una importante impulsora de la cultura en México. Teresa del Conde, falleció este jueves a los 79 años de edad, así lo dieron a conocer sus familiares a través de la cuenta de Twitter de la propia historiadora de arte.

La autora de 16 libros y coautora de una cuarentena, tuvo su campo principal a la historia, la crítica y la teoría del arte con especialización en psicología del arte, disciplinas que ejerció tanto en sus publicaciones como en su actividad docente, sus inicios como maestra universitaria datan de 1973. Fue Investigadora Nacional (Sistema Nacional de Investigadores) nivel III y desde 1976 se integro al cuerpo colegiado del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM nivel “C” de tiempo completo.

Fue merecedora de varias distinciones y premios; su trayectoria contó con dos nombramientos en el INBA; titular de Artes Plásticas entre 1981 y 1987, y directora general del Museo de Arte Moderno entre 1990 y 2001. En 1984 obtuvo la beca-distinción de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation, por el proyecto de su libro Las ideas estéticas de Freud, que cuenta con 4 reediciones. En 2004 obtuvo Beca Rockefeller para estancia en Bellagio, Italia. Mereció el Premio Nacional de Crítica de Arte Luis Cardoza y Aragón en 2003 y en 2008 le fue otorgada la medalla de oro de Bellas Artes. También obtuvo la distinción a académicos notables por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Fue miembro del Colegio de Investigadores del Instituto de Investigaciones Estéticas (UNAM) y docente en la División de Estudios de Posgrado en la Facultad de Filosofía y Letras. Así como consultora de varios museos y revistas especializadas.

En su momento, Del Conde se destacó por su apoyo a la corriente del geometrismo mexicano. Siempre estuvo cercana a un grupo de pintores y escultores, surgidos a finales de los años 70 del siglo pasado, entre ellos, los hermanos Castro Leñero -Alberto, José, Francisco y Miguel, Irma Palacios, Manuel Marín, Miguel Ángel Alamilla, cuya trayectoria profesional siguió desde un inicio.

“Es necesario vivir el arte que le es a uno contemporáneo para medio intuir el de otras épocas, porque vemos con los ojos actuales. No vamos a ver pinturas de Rafael Sanzio o el Codice borbónico con ojos de los siglos XV o XVI, sino los que miramos ahora, que pasaron por la transvanguardia de Acchile Bonito Oliva y también por los múltiples productos creativos que se exhiben en los museos de arte moderno y contemporáneo o de artes y artesanías regionales”, así lo expresó Teresa del Conde, en una de sus artículos en La Jornada –diario con el colaboró por más de 29 años, con espacio fijo semanal-, al coincidir con el pensador italiano Lionello Venturi.

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