Donald Trump reculó y terminó aceptando el concepto de “Una sola China”. En un cambio que demuestra que su política es más visceral que inteligente, el magnate decidió que los términos del gigante asiático podrían ser reivindicados, aunque especificó que lo hizo “a petición del presidente chino Xi Jinping”.

Tras una conversación entre ambos mandatarios realizada en Pekín, donde se dice que abordaron “muchos temas” y en un tono “inusualmente conciliatorio” que en nada se parece a lo que el empresario estadounidense declaró contra China en diciembre pasado, cuando se comunicó con la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen para expresarle su apoyo a la causa de la isla; un hecho que molestó ampliamente a Beijing al grado que limitó todo contacto con Washington.

Desde que asumió el magnate inmobiliario recibió a varios líderes mundiales, pero no podía comunicarse con su contraparte chino hasta ahora. Contrariamente al trato que ha dado a México, que le canceló una reunión si no era para hablar sobre el muro, China se negaba a reunirse con Trump si éste insistía en desconocer el concepto de “Una sola China”, pieza clave de la política de ese país oriental.

Solo para que lo sepan: Aquí tienen el comentario que hizo James Zimmerman, ex presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, sobre esta reunión para darse cuenta del trasfondo que implica: “Desde luego hay una manera de negociar con China, pero las amenazas relacionadas con sus intereses fundamentales son contraproducentes desde el primer momento. El resultado es que Trump acaba de confirmar al mundo que es un tigre de papel, un “zhi laohu”: alguien que parece amenazador pero es totalmente inefectivo e incapaz de aguantar un desafío”.

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