Durante décadas, la solución más viable para la crisis israelí-palestina ha sido la creación de un estado palestino independiente, conviviendo en armonía con un estado israelí. No sólo Estados Unidos, sino La Unión Europea, la Liga Arabe, la ONU y hasta Rusia han apoyado esta opción, pero este jueves, el presidente estadounidense Donald Trump se desmarcó de ella y se pronunció en favor de la creación de uno o dos estados “según lo que les guste más a las dos partes”, dijo.

De esta manera, Trump rompió con más de veinte años de una posición defendida por Washington, dejando entrever que sus planteamientos a la solución de los conflictos internacionales atraviesa más por un pragmatismo empresarial que por una inteligencia geopolítica.

En una conferencia con su contraparte israelí Benjamin Netanyahu, Trump dijo “ante una solución de dos Estados y de un Estado, me gustará la que le guste a las dos partes. Puedo vivir con cualquiera de las dos” salidas.

El magnate también pidió a Netanyahu que al menos por un momento se abstenga de expandir los asentamientos judíos en territorios que pueden crear más conflictos. “Me gustaría que se contuvieran con los asentamientos un poco”. A su vez, Netanyahu aseguró que está dispuesto a negociar la construcción de asentamientos, la negó que haya sido durante años la pieza clave de los conflictos que impiden la paz entre palestinos e israelíes.

Trump por su parte, recomendó a los palestinos que “se deshagan de algo de ese odio que se les enseña a una edad muy temprana y que reconozcan el derecho de Israel a existir”, dijo.

Sin embargo, ambos líderes mundiales omitieron pronunciarse respecto al apoyo de un Estado palestino en el futuro, con lo cual, sigue prevaleciendo la suspensión de conversaciones de paz que ha perdurado desde el 2014, cuando ambas partes acordaron distanciarse debido a la falta de avances.

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