Alguna vez el artista mexicano Gabriel Orozco convirtió una galería en un estacionamiento, en Amberes; en Bélgica. En otra ocasión, trabajó con productos de supermercado, con desechos, con cosas de la vida cotidiana. Ahora le toca a la Ciudad de México ser parte de un intercambio de iconos y objetos: a través de un juego improcedente, pero con reglas especificas de compra y venta, el artista montó su propio Oxxo en la galería Kurimanzutto.
En la tienda de conveniencia intervienen dos universos: el del consumo de productos cotidianos y el mercado del arte, es una replica exacta de las 14 mil tiendas que existen en todo el país, donde el público podrá entrar y comprar bienes de consumo cotidiano, pero intervenidos artísticamente.
La muestra, además de proponer una reflexión sobre esta industria al tiempo que una lectura sobre el posicionamiento de los artistas en el mercado del arte, es en gran parte un comentario crítico sobre el capitalismo en el país; en particular la expansión de estas tiendas en la Ciudad de México que han afectado el comercio local y alterado el paisaje urbano. “Es una ironía, una broma de este mercado”, expresó Orozco.
El público podrá encontrar más de tres mil productos, como bolsas de papas, latas de cerveza, jugos, refrescos, etc., todos a la venta en su valor normal, excepto 300 productos que fueron intervenidos con un “no logo” (que replica la imagen de su serie Árbol de Samurai) diseñado por el artista, y que se rigen por el sistema del mercado del arte, no por el comercial. Los costos de estos productos que llevan la marca de Orozco oscilan entre seis mil y 15 mil dólares, según sea la demanda.
Los productos seleccionados saldrán a la venta en series individuales de 10 piezas cada una, replicando exponencialmente el precio por unidad, para un máximo de 3 mil piezas, las cuales serán intervenidas hasta el momento en que sean compradas por el consumidor y coleccionista, como cualquier exposición.
El artista mexicano señaló que fueron cerca de seis meses para planear este diálogo entre los íconos y los productos que son conocidos por todos, algunos de los cuales han sido parte de nuestra memoria colectiva, de nuestra identidad. Añadió que México está cambiando como todo el mundo, incluyendo su mercado del arte, “desarrollando y transformando el arte contemporáneo en los últimos 20 años”.
Por otra parte, al ser cuestionado Orozco –en la presentación de su proyecto- acerca del momento que viven las relaciones México y Estados Unidos, indicó que la actual no es una situación tan nueva como parece, simplemente presenta otra coyuntura donde cada artista y cada uno de nosotros tiene que tomar una postura y empezar a actuar.
En cuanto al presidente estadounidense Donald Trump, sostuvo que desde que tiene memoria de ir a Nueva York, el magnate siempre representó malas noticias: hacia un edificio y era horrible, decía algo en el periódico y era horrible, entonces ya viene de hace mucho”.
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