CDMX y en particular Cuauhtémoc

José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

Lo más seguro es  no ponerse en el peligro. Francisco de Quevedo

Según el Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad y el Observatorio Ciudadano de la Ciudad de México, la capital del país, y en particular la delegación Cuauhtémoc, han observado un alarmante incremento de delitos.

El número de homicidios por arma de fuego se ubicó en la cifra más alta de los últimos veinte años, lo que demuestra que los gobiernos de Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard sí se ocuparon de prevenir y garantizar la seguridad de sus gobernados, disminuyendo este tipo de delitos y ocupándose de impedir la acción del crimen organizado en la ciudad.

De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, la tasa de casos por homicidio doloso en 2016 fue de 10.78 por cada 100 mil habitantes, la mayor después de 1997, cuando se reportó una tasa de 10.98, lo que confirma un crecimiento sostenido a partir de 2014.

Actualmente, diez de las 16 delegaciones políticas reflejan incrementos en sus índices delictivos, y es lamentable constatar que el corazón de la ciudad, es decir la delegación Cuauhtémoc, ocupa el primer lugar en extorsión, robo con violencia, asalto a transeúnte, robo a negocio y violaciones, calificación otorgada por Francisco de la Riva, director general de los observatorios responsables de la información presentada a los medios de comunicación.

A las anteriores cifras, se añaden los daños provocados por la inocultable guerra entre grupos delictivos, pugna que se inició en mayo de 2013 con el levantón de 13 jóvenes vecinos de Tepito, secuestrados del Bar Heaven´s de la Zona Rosa y su posterior ejecución y entierro clandestino en Tlalmanalco, Estado de México.

A lo largo de tres años se han registrado cerca de un centenar de ejecuciones en diversos puntos de la capital, y a pesar de la pretensión oficial de tender un velo de misterio sobre los casos, resulta cada día más evidente la pugna por territorios entre grupos rivales, cuyas más recientes víctimas se registraron con la ejecución de dos personas en el Bar Elegante, de las calles de Florencia, y la del empleado de la cantina La 20, ubicada frente al Ángel de la Independencia, locales vecinos al lugar en el que operó el Heaven´s hasta su clausura definitiva en agosto de 2013.

Esta inseguridad por todos tan temida ha sido denunciada por representantes populares y por el propio jefe delegacional, quien editó un libro Economía del crimen, como último recurso para señalar la apatía de las autoridades responsables de prevenir y perseguir al delito en su demarcación.

Aplicando la sentencia de Quevedo al caso que nos afecta, nos debe quedar claro que la indolencia gubernamental es tan peligrosa como la violencia criminal, pues de ambas se nutre nuestra imparable inseguridad.

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