“Fascista y enemigo de México, así es Trump”, asegura Enrique Krauze al hablar sobre el futuro de México a partir de la toma de posesión del mandatario estadounidense en enero pasado.

El historiador, en entrevista con El Universal, explica que a diferencia del presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, al que nombro como un “mesías” en un ensayo del 2006, Trump no se merece nombrarlo así, porque “sería un insulto a la palabra, no lo respeto en absoluto”.

“Sea una democracia frágil, joven, inexperta, imperfecta, no importa, tenerla hoy en México sería un gran avance”, refirió el escritor al platicar sobre su reciente obra “Ensayista liberal”. Los tres volúmenes que la conforman Por una democracia sin adjetivos, Del desencanto al mesianismo y Democracia en construcción, engloban 35 años de trabajo y pensamiento de Krauze, y cuya curaduría editorial es integrada por textos inéditos con retratos, perfiles, ensayos y entrevistas.

Reconoció que a pesar de que México carece de liderazgos políticos, lo que realmente necesita el país son proyectos claros, darle continuidad a los que se han logrado, aplicar la leyes, y sobre todo perseguir la justicia con prontitud, eficacia, y libertades.

Recordó que él fue el primero en estar en contra de la visita de Trump en campaña con Peña Nieto, porque “fue un error del gobierno mexicano recibirlo”.

En días pasados en su visita a la 42 Feria Nacional de Libro de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el historiador refirió que México “debe romper de manera definitiva las relaciones con el país del norte”. Añadió que de esa manera se pondrá el ejemplo de que nuestro país será  40 veces más débil en lo económico, pero en lo moral, dignidad y cultural, es una  potencia.

“Espero que el presidente Enrique Peña haga todo lo posible para no convertirse en el Antonio López de Santa Ana del siglo XXI, pero tiene que ser transparente en las negociaciones que lleve a cabo con el gobierno americano”, aseguró el autor de las obras Caras de la Historia y Mexicanos eminentes.

Aseguró que como historiador no puede dejar de pensar que con la llegada de Trump, esta sea una de las mayores crisis más delicada que ha tenido México.

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