Constitución de la Ciudad de México

Alfredo Ríos Camarena

La grave patología que sufre la sociedad contemporánea es descrita por el filósofo Umberto Eco, en su último artículo publicado en 2015, en donde afirma: “se ha perfilado la crisis de las ideologías, y por tanto de los partidos, y en general de toda apelación a una comunidad de valores que permitía al individuo sentirse parte de algo que interpretaba sus necesidades”.

No es el único pensador que describe el daño a una democracia liberal que, al ser influida por los grandes poderes económicos, se ha desnaturalizado y puesto al servicio de intereses, perdiendo los principios ideológicos que deberían ser su ancla fundamental.

El Pacto por México es un reflejo de una sociedad cuyos partidos políticos se encuentran a la deriva ideológica y se manifiestan solo en el pragmatismo coyuntural.

La Constitución de la Ciudad de México nace como resultado de un acuerdo cupular y, por eso, desde su construcción, antidemocrática e inconstitucional, se convierte en una absurda comedia de equivocaciones.

Hemos reiterado la incongruencia entre el poder constituyente y el poder constituido, la doble representación de senadores y diputados que se convierten en constituyentes, el absurdo nombramiento de los poderes Ejecutivos federal y del Distrito Federal para designar constituyentes; y una elección de solo candidatos plurinominales, donde se dejó indefensos a los presuntos candidatos independientes.

Más allá, los partidos políticos tuvieron el buen tino de presentar a personajes políticos, respetables y reconocidos. Alineados al PRI: Augusto Gómez Villanueva, César Camacho, Raúl Cervantes, Beatriz Pagés, Irma Cué, Enrique Jackson y Enrique Burgos; cercanos al PRD: Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo, Alejandro Encinas, Jesús Ortega; en Movimiento Ciudadano, Alejandro Chanona; en el PAN, Santiago Creel; en Morena: Jaime Cárdenas, Javier Quijano y Bernardo Bátiz. Entre otros.

Esos políticos permitieron que se aprobara, aun con graves inconsistencias, el proyecto presentado por Mancera, jefe de Gobierno, en el ejercicio de otra facultad monopólica e inconstitucional.

Era natural que transgrediera los límites de la competencia de la ciudad con la federación, por razones protagónicas; así fue planteado el proyecto; por ello se han presentado diversas impugnaciones por organismo como la PGR, por contravenir garantías de asociación, identidad, no discriminación e igualdad, libertad religiosa y secreto profesional, o por invasión de competencias del Congreso de la Unión, al legislar sobre la justicia para adolescentes, ejecución de sanciones, aguas nacionales, salubridad, política exterior y laboral así como la falta de sustento constitucional para establecer la revocación de mandato; la CNDH señala la falta de claridad en el cumplimiento de obligaciones de la autoridad; el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad impugna la violación a la independencia y autonomía del Poder Judicial; la Consultoría Juridica de la Presidencia, en cuanto a la invasión del Sistema Penal Acusatorio; el Senado de la República, por invadir competencias del Congreso de la Unión en materias de salud y de educación; Morena quiere el referéndum constitucional; el Partido Nueva Alianza también promovió una acción de inconstitucionalidad; y el amparo promovido por Javier Quijano para que la justicia federal decida la doble función de los diputados y senadores al ser designados como constituyentes.

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