Deuda de la sociedad

Carlos Madrazo Silva

Este 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y es oportuno comentar que, en nuestro país, más de la mitad de la población, 51.4 por ciento, son mujeres. Su contribución al progreso de la nación toca prácticamente todos los renglones y entornos de la dinámica social, económica, científica, deportiva, laboral y, por supuesto, familiar. Las mujeres participan de manera cada día más notoria en estos rubros que hace dos o tres décadas.

Sin embargo, aunque han existido avances en materia de protección de los derechos humanos de las mujeres mexicanas, aún persisten condiciones que las han relegado, e incluso, violentado en su persona hasta casos extremos como el asesinato.

En una reciente encuesta publicada en medios escritos, se indica que ocho de cada 10 mujeres en el país refieren que la violencia y el maltrato son problemas cotidianos, tanto en su vida de pareja como laboral. Otros estudios señalan que en más de la mitad de las entidades federativas persiste una generalizada situación de hostigamiento y violencia contra las mujeres. Lamentablemente este sombrío panorama se desplaza a otros estados del territorio nacional.

Las estadísticas son, a la par, contundentes y escalofriantes. Según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la violencia contra niñas y mujeres en México cobra seis víctimas al día, con un promedio de 2 mil mujeres al año. En los últimos 16 años, indica por su parte otro análisis realizado por  el Instituto Belisario Domínguez de la Cámara de Senadores, se han registrado 28,175 mujeres asesinadas en los últimos 16 años. De ellas, 56 por ciento eran jóvenes de entre 15 y 39 años de edad.

Ante esta terrible realidad de violencia contra las mujeres, la respuesta a la pregunta qué hacer se convierte en una inaplazable prioridad para todos los que integramos México. Debemos asumir un compromiso real en todos los sectores, y no simplemente formal o de efemérides, con la defensa, promoción y protección de los derechos humanos de las mujeres y niñas de todas las regiones y de todas las condiciones sociales, económicas y culturales. En esta defensa férrea de las mujeres, que tenemos la obligación moral de hacer, no caben distingos de clase ni condición política ni social.

México ya no puede permitir que seis mujeres sean asesinadas cada día a causa de la brutalidad feminicida. Es necesario entender que el problema de la violencia es síntoma y reflejo de una sociedad enferma. Entonces se debe atacar el fenómeno desde diferentes frentes, incluyendo, de manera fundamental, la educación en la familia y en las escuelas para evitar que  los niños continúen creciendo en una ideología del machismo que ha existido durante tanto tiempo.

En este empeño no debemos dejar un solo día para actuar y revalorizar el papel fundamental que la mujer ha tenido en respaldar y promover el desarrollo de México. Es compromiso de todos, incluidas instituciones públicas y gobierno, brindar a las niñas y mujeres mexicanas las garantías plenas para un crecimiento y desarrollo con equidad y sin violencia. Paguemos esa deuda que tenemos con ese sector.

Secretario General del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México.

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