José Elías Romero Apis

Estamos en los tiempos previos al inicio de la carrera por la sucesión presidencial. En las carreras hípicas, este se denomina “momento de arranque”.

La contienda actual incluye a varios aspirantes. Entre ellos, algunos tienen posibilidades reales de ser competidores y, otros, hasta de ser ganadores. Pero hay muchos más que no cuentan con la más remota posibilidad, al menos por el momento.

Sin embargo, no hay nadie que esté totalmente fuera de posibilidad. Nada más hagamos algo de memoria. Un año antes de su mandato, nadie hubiera apostado algo por López Mateos, por Zedillo, por Fox o por Calderón. Quizá sus amigos y familiares cercanos. Pero no el público en general.

Y es que la fantasía está muy presente en estos juegos de futurismo. Así como hubo presidentes en cuya victoria casi nadie creyó, hubo otros que fracasaron cuando la mayoría apostaba por ellos y, en algunos casos, cuando ellos mismos se daban las más amplias posibilidades.

Eso obliga a hacer reflexiones que no llegan a ser análisis pero que, tampoco, son meras adivinaciones. Me limitaré a recoger las que más hemos escuchado en los corrillos aunque no necesariamente sean las dotadas de mayor lógica.

Se dice que el PRI cuenta, como principales activos, con la detentación de la Presidencia de la República, con su buena disposición para la disciplina interna y con su capacidad operativa en más estados que cualquier otro partido. Sus riesgos más grandes son sus fracasos, no haber construido candidaturas de imagen grande y la acusación muy generalizada sobre corrupción impune.

Se dice que los otros partidos cuentan, como principal activo, nada propio sino de los otros: los fracasos de los gobiernos priístas y las culpas de los gobiernos no tricolores que no son de su facción. Como riesgo, que no han construido una candidatura de gran peso electoral, excepción de López Obrador.

Por último, como en todo derby, deberán tomarse en cuenta varios factores que mencionaremos sintéticamente.

Uno de ellos es la longitud de la carrera versus el aguante de cada participante. Los que no tengan mucha resistencia van a rezagarse desde los tramos iniciales o hasta abandonarán la justa. El segundo es la condición de la pista. De seguro que será lodosa y resbaladiza. Habrá que correrla con precaución, sin alardes y sin riesgos innecesarios. Un tercero es el peso que soporta. Mucha carga puede vencer la resistencia de manera anticipada. El cuarto factor sería la condición individual. Las lesiones, las imposibilidades o las atrofias. El quinto es la estrategia, que no requiere explicaciones.

Mi padre fue un inteligente político, abogado y caballista. Se expresaba con síntesis aristotélica. Por eso decía que, para ganar una carrera, sólo se requieren dos cosas. La primera, ir a bordo del mejor caballo. La segunda, es que nadie cruce la meta antes que nosotros.

w989298@prodigy.net.mx

twitter: @jeromeroapis

Twitter Revista Siempre