Otra negación del pasado

Boris Berenzon Gorn

“Cambia tu vida hoy.

No apuestes por el futuro, actúa de inmediato, sin demora.”

Simone de Beauvoir

Si algo enseña la vida en cuanto a la espacialidad y la temporalidad es que nada urge, y que es una quimera romántica, ¿hay otras?, pensar que existen acciones, relaciones o cosas que son para siempre. No. Seamos generosos con nosotros mismos y aceptemos con Einstein que casi todo es relativo. Y así, sueltos de telarañas y con equipaje ligero, vayamos a la búsqueda de nuestro Ethos convencidos de que la historia es inconsciente. ¿Estamos ante una nueva percepción del Tiempo/Espacio (Immanuel Wallerstein), o se ha decantado un nuevo malestar de la Cultura (Sigmund Freud 1930) dixit? Las respuestas pueden ser tan grandes y complejas como sencillas y contundentes. Recientemente me preguntaba lo mismo abiertamente en las redes sociales y de inmediato Margo Glantz, el espíritu más vital y autorizado de las mismas, contestó con la sabiduría que la caracteriza que ¡no!. Que seguíamos en el mismo Malestar de la Cultura que hace ya casi un siglo se planteara el propio Freud. Sin ayer ni mañana. El síntoma de lo inmediato… ¿un nuevo malestar de la cultura?

Nuestro tiempo está trastocado por la psicosis como estrategia y discurso para gobernar, como nos lo demuestra la llegada al poder de Donald Trump, pero no es sólo es Trump y su circunstancia como algunos han querido pensar. No, nuestro tiempo es parte del mismo síntoma que Trump encarna sin límites, haciendo patente que las infames tristezas son las que te enseñan lo que es la auténtica felicidad.

¡Pero no se deje sorprender! El progreso es una fantasía, un ideal, y como tal inalcanzable. Se trata de fluir creando. Nuestro tiempo nos muestra humanos muy humanos, como siempre nos imaginó Federico Nietzsche y en donde los seres adquieren su fundamental importancia para todos aquellos que tienen la misión de liberarse de las ataduras del deber, como una primera victoria en el camino de constituirse como seres libres capaces, de lucrar con las carencias y debilidades de los otros, al no entender que la vida es un camino de altas y bajas, mostrando la perversión más lamentable de los por hoy “triunfadores”, y con ello el mito yoico y la pérdida del temor a la incertidumbre del destino.

El pragmatismo de lo inmediato frente a la construcción de un futuro largo haciendo eco del cómico de Stand-up Comedy,  George Carlin quien decía: “No hay presente. Sólo hay un futuro inmediato y un pasado reciente°.

¡Prohibido suicidarse en primavera! dijeron… yo no lo sé. Porque hay tiempos en la vida que son definitorios o los muy buenos o los muy malos… allí todo se decanta en donde se hace patente una vez más que no hay peor cosa que la incertidumbre, ¡de verdad que es cruel! Y es cruel porque atisba a los demonios de la neurosis y echa andar el símbolo de la finitud para mostrarnos de muchas formas como seres finitos y acotados. Y allí donde perece la subjetividad como estrategia de existencia y surge la imposición del otro y de los otros, se da el síntoma de lo inmediato. Veamos algunas de sus premisas.

El síntoma de lo inmediato: la descalificación a priori. La negación de la vitalidad frente a un narcisismo perverso y obtuso, que no quiere oír a los demás porque no tiene nada que aportar y no permite la autocrítica, por ello se niega en la acción de los demás y se encuentra en la permanente exclusión de los otros.  Lo que tú haces me anula, no me engrandece, porque mi tiempo es muy mediato, y lo que vitaliza es la crítica como existencia y no la propuesta.

El síntoma de lo inmediato: la anécdota, sí, hemos caído en la historicidad momentánea que evita la larga duración y con ello la capacidad de hacer historia y conciencia críticas, ¿para qué? Parece que no tiene sentido pensar en el ayer, sin tiempo ni espacio. Una identidad ligada al hoy. Incluso nos vanagloriamos de ello, a mayor capacidad de quedarse en el instante, mayor capacidad para que el goce de la ignorancia aflore y se perpetúe recordemos que ya tuvimos un presidente que se hizo célebre por la estupidez en el acto y nos gritó: “hoy, hoy, hoy”. Ganó el aparente chiste, pero se gestó un modelo congruente que evitó el ayer y no pensó en el mañana.

El síntoma de lo inmediato, ¿el fin de las Humanidades? En donde no existe capacidad para pensar en el ser y sus valores, en los sistemas de pensamiento y en los básicos de la epistemología, la ética, la estética, la ontología y la hermenéutica más allá de sus muchos giros y más acá de las exigencias del sistema. El síntoma de lo inmediato: confieso que no he pensado. El síntoma de lo inmediato: el negocio de no pensar. Lo que no es para ya, no es. El sensacionalismo del pragmatismo… la concreción como absurdo. ¿Lo correctamente político? ¿te comparto? ¿las frases en inglés? Actuación sin reflexión. La apariencia de lo inmediato. La precisión del instante. Actúo no importa si pienso… Actúo luego existo… ¿Será? No me gusta el pragmatismo a ultranza y la poca profundidad de nuestros días.

Termino con una breve reflexión que hace poco puso en las redes sociales Carolina Sanín que muestra cómo el síntoma de lo inmediato tiene cura drástica: «Un día, un hombre recibió a un huésped que venía de otra tierra. El huésped le traía un pato con el que el hombre, agradecido, preparó una sopa. Cenaron juntos, y al día siguiente el huésped partió. Pasó un tiempo y se presentó a la puerta del hombre otro viajero:

“Soy amigo de aquel que te trajo un pato”, le dijo. El hombre lo acogió y lo invitó a una deliciosa cena, y el huésped partió, satisfecho, a la mañana siguiente. Pasó una semana y llegó un huésped más. Se presentó: “Soy amigo del amigo de Fulano, el que te trajo el pato”. Entonces el hombre lo invitó a entrar en su casa, lo hizo sentar a la mesa, y le sirvió, por toda cena, un plato de agua caliente. “¿Qué es esto?”, preguntó el huésped. “¿Esta es tu hospitalidad?” El anfitrión repuso: “Esta es la sopa de la sopa de la sopa que preparé con el pato que me trajo el amigo de tu amigo de tu amigo». (Cuento sufi).

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