ELVIRA, documental de Javier Solórzano Casarin

Norma Salazar

El cine documental, reproducción-afable que muestra talantes de ciertos entornos en forma de audiovisual conlleva un tratamiento y proceso de reconocer, dilucidar información, hacer entrevistas necesarias; organizar imágenes, secuencias, reportajes, sonidos, etcétera, hasta ubicar un docudrama (en el que los personajes se interpretan a sí mismos).

Un documental tiene como labor puntual evidenciar acontecimientos transcendentales captar problemáticas del sobrevenir en esta orbe que nos asedia, disímiles tópicos como medio ambiente, político, religioso, discriminación, entretenimiento y por supuesto temáticas socioeconómicas.

Elvira (2009), nos demuestra un arduo trabajo de investigación asentado en aquel país vecino del norte, Estados Unidos, un tema doliente que sigue vigente en pleno siglo XXI. El director, fotógrafo, guionista de cine y video Javier Solórzano Casarin se dio a la ardua tarea de recrear y exteriorizar la persecución que vivió Elvira Arellano una mujer migrante oriunda de Maravatío, Michoacán. Después de trabajar varios años en territorio norteamericano fue detenida e inculpada por falsear documentos de identidad otra consecuencia que vivió es la paranoia por los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas cuando tenía que presentarse ante las autoridades migratorias de ese país solicitó asilo a una iglesia en Chicago, medida difícil para evitar ser deportada y separada de su hijo Saúl (tenía siete años de edad), norteamericano de nacimiento.

Elvira Arellano: “Yo no quiero ser la voz de las familias separadas, no quiero que mi hijo Saúl sea la voz de esos niños que están sufriendo por la deportación de sus padres. Nosotros queremos inspirar a que haya gente que tenga su propia voz, que sean su propia voz./ Y Saúl ya no habla de nosotros sino de todos los niños que han sido separados como nosotros lo fuimos”.

Solórzano Casarin puntualmente registra las penumbras que tuvo que vivir Elvira protagonista de este documental, muestra la fortaleza de una madre que representa a miles de ellas, padres, familias enteras que se arriesgan por el famoso “sueño americano” que hoy por hoy es una quimera, enfatiza nuestro cineasta no hay sueño más espinoso que anhelar una condición de vida más digna y dejar de pertenecer a los estratos más vulnerables aunado a la discriminación, una permuta radical.

Javier Solórzano Casarin: “Elvira entiende que no está bien lo que hizo pero dice que una cosa es eso y otra cosa es que la llamen criminal y terrorista y que digan que porque entró a un país para lograr un mejor nivel de vida para su familia, representa una amenaza a la seguridad nacional”.

El cineasta expone un personaje tan cristalino en toda su esencia, es un ser humano que pide oportunidades de superación de crecer como persona, una protagonista de mucha valía por desafiar numerosas instancias. Elvira es el espejo justo en blanco y negro de este México contemporáneo que muestra reflexiones de concordia y ética laboral, política, social, cultural, sin perder de vista los derechos humanos el novel cineasta hilvana en su cruda narrativa aquellos migrantes díscolos, xenófobos, discriminación, racismo; asimismo esa atmosfera de entrevistas avasallantes, indagar en las agencias de noticias, prestar atención a los medios de comunicación estadunidense que hacen para bien o mal su papel algunos refiriéndose a ella como “Miss Terrorista”, otros es un símbolo de lucha.

Otros grupos renuentes obstaculizan la Reforma Migratoria y bloquean a muchos que todavía tienen la esperanza de aquel “sueño americano” no es fácil el anonimato clandestino de muchos ilegales en el país del norte. La otra barrera tangible es los Minutemen grupos paramilitares en California y Arizona que piensan que su Gobierno no hace bien su trabajo para resguardar al país más poderoso del mundo. Ya lo había vaticinado y escrito el filósofo búlgaro Tzvetan Todorov en Los enemigos íntimos de la democracia.

El intercambio con los extranjeros: “Los extranjeros deben someterse a las leyes del país en el que viven, aunque no participen en su gestión. Sin embargo, no dejan de ser hombres y mujeres como los demás, que albergan las mismas aspiraciones y sufren las mismas carencias, sólo que la miseria los golpea con más frecuencia que a los demás y lanzan a su alrededor una llamada de ayuda. Y eso nos concierne a todos, ya que el extranjero no es sólo nuestro prójimo, sino que somos nosotros mismos ayer o mañana, en función de un destino incierto./ Todos somos extranjeros en potencia”.

Elvira Arellano se ha convertido en referente de las luchas y causas de los migrantes, es un personaje visible que respondió dignamente al gobierno de los Estados Unidos con solidez y fiel a sus convicciones, creencias por darle una mejor calidad de vida a Saúl sin perder los valores de respeto vinculados a buena educación, economía, convivencia sana con sus semejantes, Él, es la brújula que indica su destino.

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