Carmen Galindo
A pesar de que los titulares de los diarios se los llevó la equivocación de haber anunciado como ganadora del Óscar a mejor película a La la Land: una historia de amor y luego la corrección para que la que alcanzara el premio de la Academia fuera Luz de Luna, creo que por el clima político en los Estados Unidos en el que predomina la discriminación, el reconocimiento a Luz de luna, que por otro lado es una magnífica cinta, nos debe alegrar a todos. Ciertamente, otras premiaciones de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas habían mostrado mayor diversidad étnica e incluso más combativa aceptación a la diversidad sexual, pero en esta 89 entrega la actitud de la industria cinematográfica, en su conjunto, fue desafiante.

Mahershala Alí ganó, como actor de reparto, un Óscar para Luz de luna.
La actriz Meryl Streep, que recibía su vigésima nominación para los premios de la Academia, fue presentada por el maestro de ceremonias Jimmy Kimmel, en evidente parodia de Donald Trump, como “una actriz que ha superado la prueba del tiempo por sus actuaciones sobrevaluadas y aburridas”. De hecho, la Streep no recibió el Óscar por su interpretación de Florence Foster Jenkings, la soprano desafinada, pero sí una ovación de pie de sus colegas, que hicieron eco con sus aplausos a las críticas que la actriz dijo contra Trump cuando recibió el premio por trayectoria en los más recientes Globos de Oro.
Gael García Bernal, migrante
El actor mexicano, al anunciar una nominación, se asumió como migrante al decir: “como migrantes construimos familias, construimos historias, construimos una vida que no puede ser dividida” y terminó con estas palabras que también recibieron una ovación: “como mexicano, como latinoamericano, como un trabajador migrante, como ser humano, me opongo a cualquier muro que pueda separarnos”.

No, no me da igual el premio a una o a otra, y eso que, como a muchos de la tercera edad marcó nuestras vidas la comedia musical. Luz de luna, además de ser una gran película, tiene como tema una pareja homosexual afroamericana. Por si fuera poco, se trata de un film de los llamados independientes por su bajo presupuesto.
El crítico de cine Carlos Bonfil centró su comentario en que la cinta de Barry Jenkins explora la ternura masculina. Por supuesto que Bonfil se refirió también a la marginalidad racial y sexual, y a la homofobia que denuncia la película, aunque justamente señala que Jenkins no pone el acento en la denuncia social, sino lo que la singulariza es un tono intimista y melancólico, este ir al interior del personaje, apoyado en la fotografía de James Laxton. José Antonio Valdés se refirió a que rompe estereotipos, ya que el mentor y padre sustituto de Chiron, el protagonista, es Juan, un narcomenudista afrocubano, y la madre es una drogadicta que está en proceso de rehabilitación. Beatriz Carrancedo, al destacar estos mismos rasgos, lo atribuye al realismo de la cinta, vale decir que muestra el entorno social de los personajes, ya que Chiron se convierte al paso de los años en vendedor de droga, tal como lo es Juan, vale decir no es un cuento de hadas, el joven no puede escapar ni al escarnio escolar, ni a su entorno social.
El personaje de Juan, fue interpretado por el musulmán Mahershala Alí, quien como actor de reparto obtuvo otro Óscar para Luz de luna. Este actor hará historia, porque ha sido multinominado y mutipremiado.
El otro Óscar, tres en total para Moonlight, fue para el guion adaptado por el propio director Barry Jenkins y por el autor de la obra teatral Tarell Alvin McCraney. Ambos han revelado que tiene rasgos autobiográficos y fue filmada en Liberty City, lugar donde vivieron su infancia los escritores.



