“El periodismo, el mejor oficio del mundo”, consideraba el novelista Gabriel García Márquez, al definir la profesión como una forma de literatura a la que valía la pena entregarle la vocación y la vida. Vivió siempre preocupado por su calidad, creando la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano en 1995.

El escritor colombiano, que nació un día como hoy pero de 1927, en Aracataca, Colombia, decía que en sus libros “lo que cambia es la elaboración, el tratamiento del material. Pero, digamos, las formas de aproximación a la realidad son la esencia del periodista”.

La infancia del Premio Nobel de Literatura en 1982, fue construida alrededor de sus abuelos: el coronel Márquez, un excelente narrador que fue su cordón umbilical con la historia y la realidad, y Tranquilina Iguarán una mujer imaginativa y supersticiosa que llenaba la casa con leyendas de fantasmas, premoniciones, augurios y signos.

Aunque realizó estudios de derecho, su vocación como escritor y periodista se dio en 1947, cuando publicó su primer cuento La tercera resignación en el periódico El Espectador de Colombia. Luego se desempeñó como reportero en diarios colombianos como El Universal y El Heraldo. Su dedicación y capacidad para contar historias lo llevaron a ser corresponsal en Europa.

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Su carrera literaria comenzó con una novela breve, La hojarasca (1955), cuya historia transcurre en el mítico y legendario pueblo de Macondo, creado por el autor. En 1961 publicó El coronel no tiene quien le escriba y, un año después, reunió algunos cuentos bajo el título de Los funerales de Mamá Grande y publicó su novela La mala hora. En 1975, escribió El otoño del patriarca que constituiría la novela preferida del escritor; los cuentos La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada en 1977, y en 1981 Crónica de una muerte anunciada, novela considerada por muchos como su segunda obra maestra.

A principios de los años sesenta, el escritor colombiano llegó a México, donde fijó su residencia, además de realizar su gran novela, una en la que sucediera todo y que tenía pendiente desde los 18 años, Cien años de soledad. Con esta novela, publicada en 1967, el éxito le llegó a García Márquez cuando apenas tenía 40 años.

Inscrito en el realismo mágico, Cien años de soledad –novela traducida a 24 idiomas- cuenta la legendaria saga de los Buendía en el pueblo de Macondo: un territorio imaginario donde lo inverosímil y mágico no es menos real que lo cotidiano y lógico. De esa manera García Márquez, se enfila al boom de la literatura hispanoamericana junto a los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa y los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes.

“Gabo” como muchos lo nombraban, fue un apasionado del teatro y en especial del cine, de ahí que participó en la realización del cortometraje La langosta azul en 1954, hizo las adaptaciones de cintas como El gallo de oro, y fue guionista de películas entre las que destacan En este pueblo no hay ladrones, Juego peligroso, Patsy, mi amor y Presagio.

Siempre coherente con sus dos oficios, el escritor y periodista Gabriel García Márquez, falleció el 17 de abril de 2014, en su casa de la Ciudad de México. Hoy día, a pesar de su muerte, el mundo lo recuerda, celebra y honra el gran legado que dejó “Gabo”, a través de sus libros y sus mágicos personajes, así como sus vallenatos y rosas amarillas.