Iniciativa de seguridad interior
José Fonseca
Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y
la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda. Martín Lutero
Desde el año pasado, en el periodo de sesiones del Congreso, los legisladores tienen en la Cámara de Diputados la iniciativa de seguridad interior, cuyo objetivo es darles certeza jurídica a los soldados y marinos que combaten a las bandas criminales, ante la incapacidad de los gobiernos estatales y locales de hacerles frente. Las bancadas de la Cámara de Diputados no se atreven a aprobarla.
Fuentes legislativas revelan que, a pesar de las promesas declarativas hechas desde que empezó 2017, no se consigue elaborar un dictamen en las comisiones respectivas.
Algunas bancadas, como la perredista o la de Morena, se niegan a hacerlo, porque, como ambas presumen ser de izquierda, responden a la vieja animadversión que, por diversas razones, esa corriente ideológica tiene hacia todo lo militar.
Pero también su resistencia tiene explicación por los cálculos político electorales, lo cual explicaría que se hayan sumado al PAN en los condicionamientos que enfrenta la iniciativa.
Ese condicionamiento tiene que ver con que, en la medida en que se nieguen a aprobar la ley de seguridad interior, la oposición al gobierno actual puede mantener la narrativa electorera de que el actual gobierno no es capaz de mantener la seguridad de la república.
Con ellos, calculan, también se congracian con los grupos que desde otros sectores de la sociedad buscan minar el actual gobierno, y ya hacen sus cálculos de cómo posicionarse para la sucesión.

De acuerdo con lo anterior, uno entiende la oposición de la mayoría de las bancadas a siquiera discutir un dictamen sobre la iniciativa de ley de seguridad interior, aunque quede con ello probado que actúan por sus propios intereses y que no les importa lo que pase con los soldados y marinos que a diario combaten a las bandas criminales.
Sin embargo, la oposición y los condicionamientos del PAN son una ingratitud y rayan en lo inmoral. Convenientemente, intentan que olvidemos que fue un gobierno panista, el del expresidente Felipe Calderón, quien sacó a los soldados de los cuarteles para combatir el crimen, ante la incapacidad policiaca.
Es una ingratitud porque así pagan al Ejército su lealtad institucional. Es inmoral porque no les importa sacrificar, en aras de sus intereses electorales de mediano plazo, el futuro de los soldados y marinos de México.
Es lo único que explica que los panistas se nieguen a darles la certeza jurídica que necesitan y los dejan a la intemperie, a pesar de que saben que sin ella los soldados y marinos quedan abandonados.
jfonseca@cafepolitico.com


