Era Trump 

MARTHA TAGLE MARTÍNEZ*

Desde hace un mes, Donald Trump y su peculiar manera de gobernar, han ocupado la atención de prácticamente todos los medios de comunicación, redes sociales, periódicos, noticiarios y espacios de debate tanto en Estados Unidos como en todo el mundo.

Ello, ha desembocado en una gran cantidad de reacciones y protestas a nivel internacional, debido a sus declaraciones enmarcadas en un discurso de odio, racismo, xenofobia y misoginia pero, sobre todo, respecto a las medidas que -desde sus primeras horas al frente del Ejecutivo – ha impulsado en contra de las llamadas “minorías”, bajo el peligroso discurso nacionalista que ha manejado desde su campaña y que ha puesto en riesgo varios de los avances en materia de derechos humanos tanto en Estados Unidos como en todo el mundo.

Entre sus primeras acciones de gobierno, Trump decidió -respaldado por sus pares hombres- eliminar la entrega de financiamiento federal a organizaciones extranjeras que apoyan el aborto, reinstaurando así la política adoptada por la administración de Ronald Reagan en 1984, provocando que – en 2017 y años venideros – millones de mujeres de todo el mundo vean limitado su derecho a decidir, resultando afectadas en cuanto al pleno ejercicio de sus derechos reproductivos.

A su vez, poco se ha hablado sobre los efectos que tendrá la nueva política migratoria estadounidense en las mujeres mexicanas, dado que, según el Instituto de Mexicanos en el Exterior, éstas representan el 49% de la población mexicana residente en Estados Unidos, la cual asciende a más de 35 millones. Es decir, las mexicanas han tomado un papel mucho más activo en los procesos migratorios y, por ende, en sus efectos económicos y sociales, hecho que evidencia la necesidad de repensar las políticas dirigidas a este sector poblacional en materia de migración.

Columna México en el Mundo

Por otro lado, si bien en días pasados Trump y su homólogo canadiense Justin Trudeau, anunciaron la creación de un comité bilateral para tratar temas concernientes a los retos que presentan las mujeres en el ámbito laboral, habrá que seguir muy de cerca cuál será el enfoque que tendrán las medidas desprendidas de dichos trabajos, toda vez que -como se ha podido notar- la actual administración estadounidense carece de personas (por no decir que mujeres) que tengan interés y experiencia en la ejecución de políticas de igualdad de género.

Los ejemplos anteriores dan cuenta de la pertinencia de incorporar la perspectiva de género al análisis que el Estado mexicano está realizando sobre los cambios en la relación bilateral y, sobre todo, en el diseño e implementación de las medidas por parte de las instituciones públicas y de los tres órdenes de gobierno para contrarrestar los efectos negativos en nuestro país.

A manera de conclusión, debo destacar que estos primeros efectos negativos de la Era Trump han tenido algo positivo, pues han generado una unión mucho más fuerte entre los movimientos de mujeres y diversos movimientos sociales en todo el mundo que lanzaron un fuerte llamado a la acción permanente y, como bien lo señaló Ángela Davis, durante la Marcha de las Mujeres en Washington del pasado 21 de enero: A la resistencia. A la resistencia en las calles, en las aulas, en los lugares de trabajo.

*SENADORA POR LA CIUDAD DE MÉXICO

TWITTER: @MarthaTagle

Twitter Revista Siempre