“Ay, la culebra!”/ La gente salió huyendo/ Mirándome enojados 
Toditos asustados comenzaron a gritar: “Huye, José!”, “Huye, José!”
Ven pa’ca/ Cuidado con la culebra que muerde los pies”.

 

Cuando aquel miércoles 23 de marzo de 1994 se oyó un primer disparo, los residentes de Lomas Taurinas se abrieron como barridos por el viento. Los que estaban más cerca retrocedieron con dos pasos torpes y el cuerpo de Luis Donaldo Colosio, desplomado de frente, quedó a la vista de todo el mundo.

Eran las 5:12 de la tarde y Colosio, el hombre que iba a gobernar México, moría a balazos en plena campaña electoral sobre la tierra pedregosa, de una colonia llamada Lomas Taurinas. Un grupo desgarrador retumbó más allá y atrajo la atención de la gente. Hacia el norte, a tres metros de la escena, seis elementos de seguridad brincaron el cuerpo inmóvil del candidato priista y detuvieron a un joven delgado de chamarra negra al que violentamente jalaron y apretaron contra el piso con las rodillas sobre su espalda. Alguien gritó: “¡Desgraciado, asesino!”.

FOTO: ARCHIVO /ELOY VALTIERRA /CUARTOSCURO.COM

FOTO: ARCHIVO /ELOY VALTIERRA /CUARTOSCURO.COM

La periodista Laura Sánchez Ley tenía tan sólo seis años de edad cuando en la noticias se escuchaba el nombre de Mario Aburto Martínez, el “asesino solitario” del candidato a la presidencia por el PRI, Luis Donaldo Colosio. A 23 años del magnicidio que conmocionó a México, Sánchez Ley, originaria de Tijuana, Baja California, saca a la luz Aburto. Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo, un libro con el que pretende dar a conocer la otra cara del joven de 22 años que casi muere linchado por los seguidores de Colosio. Afirma para Siempre! que no cree en la inocencia del magnicida, “creo que ese día estuvo ahí, creo que accionó el arma”.

-¿Cómo surge la idea de escribir “Aburto”?

En 2012 conocí a Víctor Clark, él fue testigo en el juicio político de la familia Aburto cuando pidieron asilo en Estados Unidos. Me platicó cómo fue el juicio, lo que se argumentó. Me di cuenta que no sabía nada de Mario Aburto más lo que el gobierno insistía en trasmitir a través de la prensa oficialista. Después, me fui a la colonia Lomas Taurinas, me paré enfrente de la primaria y secundaria en donde hay un monumento de Luis Donaldo Colosio y realicé un ejercicio: comencé a preguntarle a los muchachos si sabían quién era Aburto y si sabían quién era el de la estatua. No sabían. A pesar de tenerlo ahí no conocían nada del magnicidio. Y ahí empieza mi interés por realizar el libro, comencé a revisar y a buscar a la familia de Aburto hasta que logré entender quién es este personaje, lejos de la versión oficial de la PGR.

-¿Qué pretendes con este libro a 23 años del asesinato más polémico de la historia reciente del país?

Traté de llegar a Mario Aburto, primero a través de peticiones oficiales y después de peticiones extraoficiales. La respuesta siempre fue la misma: “no, tú no tienes el poder para entrevistarlo”. Fue imposible con la administración priista. Todos estos años, su familia no sabe si está vivo, ellos me lo preguntan, se lo preguntan. Queremos un evidencia en donde se nos diga que Mario Aburto está bien, lo han escondido en penales de máxima seguridad y lejos de ahí nadie lo ha podido ver, no hay una evidencia de que esté vivo. Comprobar que Mario Aburto está vivo, pero también me gustaría que esta petición llegara a las autoridades, que respondieran esta incógnita. También quiero presentar a un Mario Aburto desconocido, no quiero victimizarlo, ni satanizarlo como lo hicieron ellos. Simplemente quiero presentar a esa figura importante a través de grabaciones, de material que nunca ha visto la luz, conocer el testimonio de una persona a la que nunca se le dio una oportunidad justa de hablar.

-¿Cuál fue tu percepción al conocer a la familia de Mario Aburto?

Es una familia muy recelosa, tienen mucho miedo de lo que venga de México. Conocí a Rubén Aburto, papá de Mario, un hombre con problemas de salud, depresión y contratiempos financieros. Los hermanos más chicos prefieren esconder el nombre de Mario Aburto, es un tema muy difícil para ellos, no les gusta recordarlo. Es una familia complicada y que aún atraviesa un proceso de duelo. Con la persona que tuve más acceso fue con Alma Aburto, su cuñada y gran amiga, además de que ha sido la única de la familia que lo visitó en el penal después de su reclusión. Es ella quien me empieza a contar muchas cosas de Mario.

-¿Cómo describirías a Aburto?

Estoy en contra de la versión oficial porque nos presentan a un Mario Aburto con personalidad borderline, muy pobre, que no tenía educación y no sabia de ortografía. Yo realmente creo que era una persona compleja. Mario Aburto tenía 22 años cuando asesinó a Luis Donaldo Colosio, era un persona muy joven, era un chico que todavía veía caricaturas, tenía asignado cuidar a su madre y a su hermana menor, Karina. Era un chico que estudiaba una carrera técnica en Tijuana y a la par trabaja en un maquiladora, era un chico como cualquier otro, que tiene una rutina. Ttenía una novia, Alma. Ya encerrado, Mario Aburto se mete mucho a la lectura, ha leído 500 libros durante estos años y a través de las cartas podemos darnos cuenta que es un hombre muy educado. Es fanático de Gabriel García Márquez, la única clase que toma regularmente es pintura y realiza cuadros que vende en 400 pesos. Es un hombre que su única preocupación que tiene es que no asesinen a su familia.

-De haber podido entrevistar a Mario Aburto, ¿qué le hubieras preguntado? ¿Cómo te imaginas ese encuentro?

Soñé por años ese momento. Me hubiera gustado preguntarle: ¿qué ha hecho todos estos años?, ¿cómo ha sido su vida?, ¿cómo se sintió al saber que sus sobrinos, los que más ama, se enteraron que está en prisión?, ¿qué se siente comer todo los días lo mismo? Desde 1994 ha ido perdiendo la vista, le hubiera preguntado: ¿qué siente de no poder leer? Tal vez después hubiera entrado más en detalle sobre el asesinato. No lo hubiera satanizado. Quiero hacer un llamado para que las autoridades nos permitan hacer una petición a Mario Aburto y él decida con quién de la prensa quiere hablar. No puede llegar una petición a su manos porque ni siquiera se la presentan. ¿Por qué no nos dejan conocerlo?

-A 23 años de los hechos, ¿cuáles son los principales mitos?

El principal mito comienza en el lugar de los hechos, en donde se dice que Mario Aburto disparó, y no tengo duda que disparó. No creo que haya sido el único, hubo dos impactos de bala sobre Colosio y esa versión la callaron. Otro gran mito sucede cuando en la presentación frente a los medios, en Almoloya de Juárez, vemos a un Mario Aburto muy diferente. La familia sospecha que no fue Mario al que presentaron, ya que estaba tan golpeado e inconsciente que tuvieron que presentar a otra persona. El tercer gran mito, lo planta la familia: no han visto a su hijo. Hasta la fecha dudan que las veces que han hablado con Mario sea realmente su hijo.

-¿Cuál fue el papel que jugó el ex presidente Carlos Salinas de Gortari?

Salinas de Gortari gobernaba en ese momento, por lo que en el imaginario de la sociedad fue él quien mandó asesinar a Luis Donaldo Colosio, no puedo decir eso, pero sí puedo decir que jugó un papel muy importante para que esta investigación quedara irreal. Se cometieron errores severos en la administración de Salinas que pusieron en tela de juicio la investigación. Creo que sí tuvo una responsabilidad y ésta fue que no llegó al fondo de los hechos y expuso elementos muy deficientes.

-¿Crees en la inocencia de Mario Aburto?

No creo en la inocencia de Mario Aburto, creo que ese día estuvo ahí, creo que accionó el arma. Sí creo que fue satanizado y sí creo que no fue el único tirador. También creo que nos presentaron a una persona que no era. Nunca tuvo una oportunidad justa de hablar y de explicar qué pasó. Es un personaje importante en la historia de México, creo que es uno de los asesinos más famosos a nivel mundial. No hay que quedarse únicamente con la versión de la prensa oficialista o con lo que leen en internet.

 

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