La democracia debe progresar

Luis Humberto Fernández Fuentes

México enfrentará el proceso electoral de 2018 en condiciones de mayor complejidad, que no se habían visto desde la Revolución Mexicana: el ataque y desprecio del extranjero, finanzas públicas vulnerables, una sociedad enardecida pero, sobre todo, un sistema político con señales de agotamiento e instituciones con un gran desprestigio, como los partidos políticos.

En los términos actuales, el proceso electoral se rige por plazos y términos fatales que asfixian su dinamismo. Los candidatos independientes, si bien han permitido incrementar la credibilidad y fe en las instituciones, todavía enfrentan condiciones de desventaja y asimetría jurídica.

En la mayoría de los casos, las candidaturas independientes son “la confesión de parte” de la incapacidad de los partidos políticos para procesar candidaturas, ya sea de militantes que no pertenecen a sus cúpulas, o de la legítima inquietud ciudadana de participar en la toma de decisiones públicas.

Actualmente el plazo para registrar coaliciones se vence treinta días antes de que inicie el periodo de precampaña de la elección de que se trate. Es conveniente flexibilizarlo. En el caso de los candidatos independientes, no pueden coaligarse ni hacer movimientos que permitan un cambio en la correlación de fuerzas políticas.

Es de la mayor urgencia definir una ruta que le dé gobernabilidad, credibilidad y potencia al proceso electoral, también hay que adecuarla a las circunstancias actuales, hacer más flexibles las condiciones de competencia en el proceso.

Frente a este escenario, hace unos días presenté ante el Senado de la República una iniciativa de reforma que modifica la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, así como la Ley General de Partidos Políticos para mejorar las condiciones de competencia en los procesos electorales, específicamente para:

  • Abrir la posibilidad de formar coaliciones entre los partidos políticos y los candidatos independientes, así como entre las mismas candidaturas independientes.
  • Ampliar las posibilidades para formar coaliciones, mediante la ampliación de los plazos y términos para su registro, esto es, permitir que la coalición pueda conformarse hasta treintas días antes de la celebración de los comicios electorales.
  • Eliminar los requisitos que limitan a los ciudadanos aspirantes a obtener su registro como candidatos independientes, por haber sido militantes o postulados como afiliados por un partido político, tanto en procesos electorales locales como federales anteriores, sin mayor restricción que los señalados en la norma electoral.

Con ello se oxigenaría la vida democrática, se daría mayor libertad a lo largo de la contienda electoral, eliminando restricciones sin sentido. También se permitiría construir mayorías amplias y por lo tanto el gobierno entrante tendría mayor legitimidad y potencia, con independencia del signo ganador, por lo que sería innecesaria una segunda vuelta electoral.

Esta reforma permitirá a los partidos políticos postular o ir en coalición con quienes hayan cubierto los requisitos para ser candidatos independientes, en cualquier momento y hasta treinta días antes de la celebración de los comicios electorales. Ello sería útil, toda vez que hay partidos con una intención de voto menor a la de un candidato independiente, sin embargo, en ocasiones no cuenta con la estructura electoral o política necesaria para ser competitivo, aun cuando ha cumplido requisitos rigurosos.

El desprestigio de los partidos y de la clase política no pueden convertirse en una debilidad de la democracia. No se trata de dar “una patente de corso” al pragmatismo, en todos los casos deberá sujetarse a acuerdos pragmáticos y a una agenda de gobierno, en caso de un triunfo.

A nadie debe espantar la posibilidad de una coalición, ha sido una práctica fundamental en la vida democrática, no hay un partido que no la realice de forma recurrente y no hace sentido excluir al elemento refrescante, como es el caso de las candidaturas independientes.

Suponer que la fórmula actual es suficiente para encauzar el proceso electoral es un optimismo tan peligroso como ingenuo. No tiene sentido que las fuerzas políticas estén en “cajones de tiempo” que no generan ningún valor para la democracia.

Es necesario fortalecer el Estado, incentivar la competencia, construir un sistema eficaz y disminuir la posibilidad de un conflicto electoral. La democracia debe progresar o tenderá a debilitarse.

@LuisHFernandez

Senador de la República

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