En un nuevo episodio de la tragedia venezolana, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela anuló a la Asamblea Nacional y asumió sus funciones alegando desacato. De esta manera, el alto órgano estatal comenzó a desmantelar a la oposición legislativa y a crear un nuevo entorno para que las competencias parlamentarias sean ejercidas directamente por esta Sala o por el órgano que ella disponga, con el fin de “velar por el Estado de Derecho”. Sin embargo, la acción fue prácticamente calificada de un autogolpe.

“Quiero que el mundo y los medios nos ayuden a decirlo con todas sus letras: en Venezuela, Nicolás Maduro dio un golpe de Estado”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Julio Borges, quien además tachó el fallo de “basura”. A su vez, el ex candidato presidencial opositor, Henrique Capriles, pidió a la OEA que convoque a su Consejo Permanente para tratar esta nueva crisis.

“Durante la madrugada ocurrió un hecho muy grave, otro más, en nuestro país. Se materializó un golpe de Estado. No se puede calificar de otra forma”, dijo Capriles al tiempo que hizo un llamado a la comunidad internacional para “salvar a la democracia en Venezuela”, en donde aseguró que se vive una “dictadura”.

La misma sentencia del TSJ también autoriza al gobierno de Nicolás Maduro a constituir empresas mixtas y permite que el mandatario pueda modificar, mediante reforma, la norma objeto de interpretación, en correspondencia con la jurisprudencia del tribunal magno.

La oposición anunció que a partir de este viernes comenzará a tomar las calles en protesta por la acción. “Sabemos que hay miedo y represión, pero es el momento de ponernos de pie”, agregó Borges.

Por su parte, el número dos del régimen chavista, Diosdado Cabello, pidió a la militancia chavista organizarse para “defender” su país ante una eventual intervención militar propiciada por el “imperialismo” y los “enemigos” internos de la llamada revolución bolivariana.

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