Entrevista con Rodolfo Casillas/Experto en migración/Flacso

Irma Ortiz

“México se comprometió junto con Estados Unidos a mantener la ley y el orden a lo largo de la frontera compartida y a limitar la migración irregular desde la frontera sur del país”. Este fue uno de los principales acuerdos en la reunión que sostuvo el canciller Luis Videgaray, con el secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson y el secretario de Seguridad, general John Kelly, durante la visita a nuestro país de los funcionarios de Donald Trump, en febrero pasado.

La frontera sur, la puerta de entrada de América Central en la búsqueda del sueño americano y donde a México le ha tocado el papel de gendarme regional. En 2015 nuestras autoridades detuvieron a más de 190 mil de los llamados sin papeles y a lo largo de 15 años ha bloqueado la entrada a 2.1 millones. La puesta en marcha de políticas de contención ha favorecido la corrupción, la impunidad, el incremento de los grupos delictivos, que aumentan los peligros y la violencia en la frontera sur hacia los más pobres de los pobres, hoy radicalizados por los vetos migratorios de Trump.

En la citada reunión se anunció la convocatoria a un encuentro entre países de la región, donde se asuma una “responsabilidad conjunta” para el desarrollo de Centroamérica y así atender las causas de la migración.

Rodolfo Casillas, investigador de FLACSO

Para el especialista en migración de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Rodolfo Casillas, resulta buena coyuntura para alentar una visión regional a favor de la migración en una frontera que se ha desatendido o utilizado para fines sectoriales y donde no existe una visión más amplia y comprensiva de los procesos migratorios, así como la necesidad de una política migratoria de Estado.

Lo que vemos en la discusión sobre que nuestros connacionales en Estados Unidos son buenas personas, buenos trabajadores, es una especie de reduccionismo del tema migratorio. Hemos empobrecido la discusión no solo en el norte sino también en la parte sur. México tiene que diseñar una nueva política migratoria de Estado, en un trabajo muy profundo, no se trata de ver de manera segmentada a los migrantes mexicanos en Estados Unidos y a los migrantes que entran por el sur del territorio de otra manera. Son partes de un solo paquete de política migratoria integral del país.

Alentar una visión regional

Esta es una buena coyuntura para alentar una visión regional en toda esta situación que se ha presentado en las últimas fechas. Si vemos con atención lo que dijeron los funcionarios de Estados Unidos cuando visitaron México hace algunas semanas, hablaron de una responsabilidad compartida que involucrara a los países centroamericanos e incluyera la observación de países como Canadá —que me parece muy pertinente—, Colombia —no entiendo por qué—  pero lo significativo es que se habló de que los países de la región tienen algún tipo de responsabilidad.

Si lo vemos de una manera positiva y hablamos de una responsabilidad compartida pero también diferenciada, resulta muy importante y hay que precisar. Responsabilidad compartida y diferenciada de los países involucrados —Honduras, El Salvador y Guatemala—, así como México y Estados Unidos, es tener una posibilidad de darle un sentido a la migración de paso, como un proceso que no se va a detener de un día a otro pero sí pueden ir creando condiciones para que, por un lado, la gente se vea menos obligada a migrar de sus países de origen.

Segundo, que tengan otros destinos regionales, como puede ser el mercado regional del sureste mexicano con parte de los países centroamericanos. Con esas dos medidas podría disminuir el flujo que va a Estados Unidos y crear condiciones para que se pueda hacer sin que los países tengan que sufrir gastos en su seguridad pública o esos costos económicos tan altos y crecientes, y realizarlos de una mejor manera en el mercado laboral al que se pretende llegar.

 

CA negocia directamente con Washington

En el pasado, ¿ya ha habido algún tipo de acuerdo sobre migración entre países centroamericanos con México? 

No, porque los países centroamericanos han optado desde siempre por negociar directamente y de manera independiente con Washington, ver qué condiciones podría haber para que sus nacionales estén en Estados Unidos, es decir, ni los tres países centroamericanos hacen un frente común, ni negocian con México, y los que negocian con Estados Unidos, cada quien lo hace de manera bilateral, no multilateral.

Ese ha sido el comportamiento que ha dificultado mucho la visión y la actuación regional por las visiones unilaterales y los acuerdos bilaterales.

Difícil lograr un acuerdo entre estos países y México.

No es que sea difícil, las evidencias nos obligan cada vez más a cambiar la visión y la actuación de los gobiernos. Se ha visto que las medidas unilaterales y bilaterales son insuficientes y en lugar de tener soluciones se han tenido conflictos mayores, por ello hay que abrir la posibilidad de acuerdos regionales, donde cada quien tenga una responsabilidad y una participación específica pero coordinados todos en el mismo sentido.

De otra manera, vamos a seguir teniendo problemas graves en relación con la migración, con la seguridad humana, con implicaciones incluso en la seguridad nacional de los países.

 

Unos quieren crear puentes y otros construir muros

La frontera sur, ¿se puede convertir en un problema de seguridad nacional?

Hay que reconocer que Tapachula es la puerta más grande para el tránsito de los migrantes, tiene un papel estratégico como también el desarrollo de las políticas gubernamentales en las políticas públicas que se puedan realizar. No llamaría la atención en el sentido de que sea un problema de seguridad nacional porque eso lleva a otro tipo de actuaciones que no necesariamente son benéficas para los flujos humanos.

La población de la frontera ¿ha aceptado el aumento del flujo de migración?

En estas situaciones siempre encontramos que la sociedad se divide en dos segmentos, unos que apoyan o quieren un trato humanitario para los migrantes pero también grupos que se van a oponer y señalar a los migrantes como los causantes de todos los males locales.

Las sociedades fronterizas se dividen por lo regular si es que las autoridades no desarrollan políticas que informen y formen opinión sobre el beneficio que puedan tener los migrantes. Lo que tenemos actualmente en la frontera sur es una sociedad dividida, tanto los que quieren crear puentes como aquellos que quieren construir muros.

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