Entrevista con Enrique Cárdenas/Director del CEEY
Nora Rodríguez Aceves
Se pueden construir relaciones políticas, económicas y diplomáticas es el mensaje que Carlos Salinas de Gortari quiere transmitir con su presencia en México, “nada de activismo político para incidir en el proceso electoral de 2018”.
A raíz de la aparición de Salinas de Gortari en un foro organizado por la Conferencia Latinoamericana de Estudiantes de la Harvard Kennedy School, en Massachussetts, transmitido vía YouTube, de la presentación de su libro: Muros, puentes y litorales, que habla sobre la relación entre México, Cuba y Estados Unidos, se levantó una serie de especulaciones entre la opinión pública que señalan que el regreso del expresidente al país es para empezar a tejer redes político electorales de cara al proceso electoral de 2018.
Argumentó que contrasta con la opinión de Enrique Cárdenas Sánchez, director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), que señala a Siempre! que la presencia de Salinas de Gortari tiene más que ver con cómo México debe afrontar su relación con Estados Unidos, ahora que está en puerta una negociación complicada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y en otras áreas, más que un interés electoral, porque esto no le ayuda a Salinas ni al PRI.
El expresidente lo que pretende es decir: sí se puede negociar bien. En México, la negociación del TLCAN fue histórica, era la primera vez que un país en desarrollo tenía un tratado de libre comercio con dos potencia miembros del Grupo de los 8 (G8), fue muy notable.
“Fue una época en donde se logró persuadir al pueblo norteamericano y también al gobierno canadiense, de algo que se veía entonces imposible, y que además puso el ejemplo de cómo negociar muchos otros tratados en los años que siguieron, de modo que la experiencia que tuvo Salinas es muy interesante y sin duda que tiene mucho que aportar en esta coyuntura que vivimos”.
Aunque el economista comprende que todo lo que sucede en el país en estos momentos se lee desde el ángulo electoral ,y es lógico, pero al menos lo que se ve en estos momentos con el expresidente Salinas es que “va más por el lado de cómo México debe negociar con el nuevo gobierno de Estados Unidos, pretende influir en esa presencia de México fuera, más que en cualquier otra cosa, y qué bueno porque tiene mucho que decir”.
El doctor en economía por la Yale University, Estados Unidos, coincide con el exmandatario cuando dice que no hay que renegociar el TLCAN, sino modernizarlo, “no se debe abrir, en el sentido de que se pone a discusión nuevamente si debe haber o no aranceles, cuáles deben de ser, etc., sino que se debe partir del hecho de que ya se tiene un tratado de libre comercio donde los aranceles son igual a cero. En todo caso, hay que poner reglas de origen en donde no las hay, introducir sectores que antes no estaban, por ejemplo el energético, porque México se negó a hacerlo, ahora ya abrió el sector; en sí hay que modernizarlo, ponerlo al día, y aprender naturalmente de la experiencia anterior para que los tres países le saquen el mayor provecho. Es la misma postura de Jaime Serra, aunque ya entre ellos no se hablen mucho”.
Zedillo ¿culpable?
El director del CEEY asegura que la constante acusación de Salinas en torno a que el expresidente Ernesto Zedillo es el responsable de la crisis de 1994-1995 “ya es un tema personal que trae Carlos Salinas; la crisis fue el motivo del rompimiento de la relación entre los dos mandatarios, por eso Salinas quiere convencer a todo el mundo de que el responsable fue Zedillo, y no se puede decir eso, porque esa crisis se cuajó a lo largo de más de un año —1993-94— y reventó a mediados de diciembre, después de que entró Zedillo como presidente de la república. Esas cosas no pasan en tres semanas, la verdad es que ahí es donde se rompió la relación y se dio la crisis que vino después”.
“En 1995 el país creció a menos 6, tuvimos una contracción del 6 por ciento del producto interno bruto (PIB) que se logró revertir en 1996, pero el primer golpe fue nefasto, muy duro y eso la gente no se lo achaca al presidente que acaba de entrar sino más bien al que estuvo antes, es decir, a Carlos Salinas de Gortari, en este caso”, dice Cárdenas Sánchez.

Enrique Cárdenas, director del Centro de Estudios Espinosa Yglesias.
Cárdenas Sánchez asegura que no se puede decir que la presentación del libro del exmandatario mexicano sea un pretexto para hacer activismo político de cara a la elección presidencial de 2018, pues hay que esperar para saber de qué hablará Salinas en los días siguientes, porque si se ciñe esencialmente a su libro, uno pensaría que en realidad el propósito es apoyar al país en un momento difícil, porque sin duda es una coyuntura complicada a nivel de la relación con Estados Unidos, pero también a escala mundial, ahí, repito tiene mucho que decir; si esto lo toma ya como un pretexto para hacer un activismo partidista, ¡no sé cómo le salga!, no es lo mejor para él, ni para el partido, le puede salir contraproducente al PRI.
Enrique Cárdenas deja claro que no habla como politólogo, pero como economista dice que hay que reconocer los méritos de Carlos Salinas en lo que hizo, es posible hacerlo, sobre todo, porque México está muy debilitado, y ciertamente la negociación del TLC fue en otro ambiente, un ambiente que no existía, que lo crearon, es decir, un ambiente que típicamente había sido de mucha distancia entre Estados Unidos y México; y Salinas logró un acercamiento que derivó no solo en el TLCAN, sino en la renegociación de la deuda que también fue muy importante y muy rápida, en 1989, en el primer año de gobierno el presidente Salinas de Gortari sí logró varias cosas importantes para el país.
“Transformó un ambiente negativo en positivo, recordemos que después de la caída del sistema en 1988, cuando Salinas entra en la Presidencia, es el presidente con menor legitimidad de la historia contemporánea del país. Sin embargo, en siete meses revirtió esa percepción después de dar duros golpes a la corrupción al encarcelar al líder sindical petrolero, Joaquín Hernández Galicia, la Quina; y a Eduardo Legorreta, director de la Bolsa durante el crash de 1987, cuando vino el anuncio de la reprivatización de la banca, así como otros hechos y otras decisiones que fueron sucediendo en el transcurso de los meses y que permitieron darle la vuelta a esa credibilidad. Cambió el ambiente que se vivía después de años de estancamiento con Miguel de la Madrid”.
“Son experiencias importantes que quizás el gobierno actual podría retomar, quizá ya es un poco tarde, pero de cualquier forma las relaciones económicas con otras entidades, con otros países, Salinas sí las manejo bastante bien”, afirma Cárdenas.
Es más, Carlos Salinas “puede ser útil para el gobierno actual, independientemente del partido que esté en la Presidencia, no tiene que ser el PRI, por la experiencia previa puede ser útil, pero en términos electorales, hacia adelante, la verdad no estoy muy seguro. Es un personaje muy controvertido que no necesariamente arranca las mayores simpatías de una buena parte de la población”.
El doctor en economía espera que Salinas solo quiera recordar experiencias y dar algunas ideas concretas de por dónde pueden ir las negociaciones económicas y diplomáticas del país para un beneficio general, lo cual es positivo, “que vea hacia adelante, no tanto como un promotor de su partido”.
Salinas y su experiencia diplomática
Para acallar de alguna manera las especulaciones levantadas por su regreso a México en tiempos electorales, Carlos Salinas de Gortari, durante la presentación de su libro: Muros, puentes y litorales. Relaciones entre México, Cuba y Estados Unidos, en el salón Rufino Tamayo del Club de Industriales, justificó esta publicación al decir que lo hace en estos momentos, porque con el fallecimiento del comandante Fidel Castro y el inicio auspicioso, en su momento, de la apertura entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro concluyó una etapa; y hoy con el futuro incierto ante la elección del presidente Donald Trump y la perspectiva de nuevos muros donde deberían existir puentes, sobre todo entre litorales comunes, inicia una nueva etapa.
A lo largo de tres capítulos, Salinas hace un recuento de episodios históricos que marcaron la salvaguarda de una relación donde prevalece la convicción de establecer y mantener una conversación efectiva. Asimismo aporta claves indispensables para un reencuentro con formas modernas de convivencia entre Estados Unidos y Cuba, dos países ligados a México de manera profunda.
El exjefe del Ejecutivo mexicano aseguró que las “relaciones entre México, Cuba y Estados Unidos no dependen de la personalidad de sus gobernantes, ni de las circunstancias meramente coyunturales, aunque ambas tengan influencia. Si la geografía nos hizo vecinos inevitables, la profundidad de la relación y su complejidad está definida a lo largo de casi 500 años”.
“Por razones obvias de carácter geopolítico, la soberanía de México mantiene una estrecha relación con la soberanía de Cuba, no hay que perder de vista este hecho esencial y pensar que responde solo a motivos poíiticos internos, sería cometer un error de graves consecuencias, nociva para nuestras naciones”, explicó.
El apoyo que México ha otorgado a Cuba “en su lucha por mantener la soberanía, sin desconocer jamás cuáles son las insuficiencias o reclamos que legítimamente se pueden hacer, rebasa el tema de las posiciones políticas domésticas y se ubica en el contexto de la batalla a favor de nuestra propia autonomía”.
Advierte que convendría recordar “el gran interés de nosotros mismos en la independencia de Cuba; si una independencia aumenta la otra se fortalece, y si una pierde, la otra más. En este contexto tenemos que encontrar, entre nuestros tres grandes países, puentes que vinculen nuestros litorales en lugar de muros que los dividan”.
El expresidente señaló, que “terminó la Guerra Fría y ahora lo único que no debemos permitir es que valores fundamentales, legítimos e indispensables como la lucha por la justicia, la democracia y la libertad sean utilizados como pretextos contemporáneos para seguir practicando las viejas prácticas de intervención que los caracterizó —a los países industrializados— durante la Guerra Fría”.
Esos reclamos que hay sobre abusos en distintos países pueden dirigirse —el planteamiento— a través de los organismos multilaterales como Naciones Unidas y los órganos que tienen constituidos para que no se erijan unos —países— como jueces de todos los demás y en el fondo están solo promoviendo sus intereses particulares, aseguró el político mexicano.
Negociar con descontones
Al referirse a un inesperado diálogo que hubo entre Bill Clinton y Fidel Castro, que relata en el segundo capítulo de su libro, Salinas destacó que “la negociación arranca con un planteamiento, un diálogo, una propuesta; está dispuesto a escuchar, a entender, a conceder y a poder finalmente armar una solución”.
Es difícil negociar —agregó— cuando se quiere empezar, como se dice en el lenguaje coloquial mexicano, “con un descontón”, pero ojalá se tome en cuenta esta forma de negociar, en las tan particulares condiciones en que hoy se encuentra el liderazgo del país que sigue siendo el más poderosos del mundo, Estados Unidos, ya que parece ser que la experiencia de negociación que tiene es más sobre bienes raíces que sobre relaciones entre países.
“A la mejor el descontón es útil cuando se hace un planteamiento sobre el interés de adquirir un predio, pero entre países no funciona”.
Por eso, hay que estar todos atentos a que “haya ese clima constructivo que sin lugar a dudas coadyuve a seguir identificando una relación de beneficio entre todos los países”, concluyó Carlos Salinas de Gortari durante su intervención en la presentación de su libro: Muros, puentes y litorales.
@noraaceves8
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