Veneno del crimen sigue esparciéndose

Teodoro Barajas Rodríguez

La cultura y el arte son el binomio que resplandece en los pueblos en las horas más aciagas, como ocurre en nuestro país y el mundo; proliferan las acciones bélicas, cruentas, ello parece hacer retornar al homo sapiens al árbol del que bajó.

En Michoacán recién fue liquidado el antiguo Centro de Readaptación Social Francisco J. Múgica, el viejo cereso como se le llamaba, en dicho centro penitenciario hicimos algunos reportajes hace muchos años, en alguna ocasión acerca de la Navidad en prisión, entrevistábamos a los internos y, de repente, una nube de humo de marihuana se dejaba sentir, algunos reos fumaban la hierba aunque en teoría no se pueden introducir dichos enervantes. En la actualidad se especula qué fin tendría el inmenso inmueble, si se destinará para albergar burocracia o para otras actividades, no se menciona que pudiese ocuparse para el fomento a las artes porque queda claro que dicho tema no tiene mayor importancia para los gobiernos, como sucede en Michoacán cuyo jefe del Ejecutivo es Silvano Aureoles

El saldo de la absurda guerra que libra nuestro país contra las mafias ha dejado un saldo pintado en rojo, no se vislumbra una táctica ni estrategia, las batallas no se ganan con voluntarismo sino con inteligencia. Podemos leer y escuchar miles de palabras en las que se afirma y reafirma que debemos endurecer leyes, castigos ejemplares para quienes delinquen, algunos, como los del PVEM hasta propusieron la pena capital.

El veneno del crimen sigue esparciéndose y no se encuentra el remedio, aunque si hubiese una verdadera política pública en materia cultural se contaría con el antídoto que bien podría neutralizar los perniciosos efectos de muchos males.

El arte y la cultura casi no se mencionan como una vía para llegar a otro destino. Arte en lugar de balas, melodías para escuchar y no más novenas; construcciones plagadas de estética para ocupar el espacio de las balas disparadas que rompen las sosegadas tardes en tantísimos rincones de México.

Me resulta en muchos casos ilógico que los gobiernos de diferentes niveles olviden que tenemos mosaicos completos que reflejan los colores de nuestra cultura plagada de rastros de diversidad..

No sé cuántos millones de motivos tenemos los mexicanos para inclinarnos de manera determinante a favor de las artes que son edificantes. En la Meseta Purépecha michoacana oscila el arte entre lo alegre y lo triste, las pirekuas como La Josefinita y La Flor de Canela son expresiones lánguidas y melancólicas que reflejan una naturaleza que perdura. Recientemente en el poblado de Arantepacua, municipio de Nahuatzen, en plena región purembe se registró un enfrentamiento, algunos lugareños cayeron, se reprocha a la Secretaría de Seguridad Pública estatal haber actuado con presuntos excesos.

Por ello, si nos detenemos un poco en las artes. nos daremos cuenta de que el hombre forja caminos aunque puede optar por generar infiernos.

Nuestro país es un muestrario de acontecimientos artísticos que nos dejan constancia de que los caminos de la cultura y el arte terminan por encontrarse bajo un mismo destino.

Insisto en que la violencia y la inseguridad deben combatirse no sólo con la coercitividad del Estado, no únicamente con el endurecimiento de las legislaciones correspondientes; los flagelos inicialmente citados pueden abatirse acumulando y practicando las expresiones máximas del arte y la cultura.

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