El poder de los libros

Ricardo Muñoz Munguía

En los libros existe la presencia con la fuerza necesaria para proponer un destino, sobre todo, el del escritor. Hurgar sobre el libro, o los libros que pudieron internarse en la mirada que levanta su vuelo hacia el futuro del escritor o el modo que algunas páginas se adentraron en él hondamente, es la tarea que Claudia Marcucetti Pascoli (La Spezia, Italia) emprende para atraparla de viva voz de los artistas y creadores, los que se agrupan en su volumen De lecturas y vidas. 80 entrevistas sobre el poder de los libros (Ediciones B, México, 2017; 209pp.). Tarea que integró originalmente a cerca de trescientas personalidades entre artistas, músicos, cineastas, actores, literatos…, y que tuvo su ajuste final a ochenta, entre los que se cuentan Damián Alcázar, Homero Aridjis, Guillermo Arriaga, Sabina Berman, Héctor Bonilla, Ana Clavel, José de la Colina, Margo Glantz, José Gordon, Francisco Hernández, Tedi López Mills, Sandra Lorenzano, Élmer Mendoza, Humberto Musacchio, Guadalupe Nettel, Beatriz Rivas, Ricardo Rocha, Eusebio Ruvalcaba, Alberto Ruy Sánchez, Enrique Serna, Juan Villoro, Jorge Volpi.

De lecturas y vidas es un asomo al momento preciso en que el impacto de una lectura promovió una influencia marcada en el receptor, al grado de involucrarse en su destino. Dos preguntas son fundamentales en la vida de todo escritor: ¿Qué libro cambió tu vida? y ¿Qué es la lectura para ti? Sin duda, la primera refiere al destino, al significado de una pasión, al ejercicio de una labor interminable. La segunda, nos habla de esos dardos inquietantes que provoca la lectura, de sus universos. Son dos preguntas el molde de Marcucetti Pascoli que propone a personalidades del arte y la cultura. Las respuestas de la mayoría de los entrevistados recaen a la infancia, sitio de asombro, impacto luminoso, ruta de vida. El valor de la lectura se resalta como acudir a un cómplice, a la presencia luminosa, la compañía perfecta, el amigo asesor, el lugar siempre abierto a las respuestas que necesitamos, a la identificación de nosotros mismos por voces aparentemente ajenas pero que existe una comunión inexplicable, un vínculo muchas veces exacto de lo que creíamos único. Las experiencias que comprenden este trabajo son la comprobación perfecta del peso de una pluma que acierta su caricia sobre un espíritu y, por otro lado, es resaltar el enorme valor de las letras en nosotros, en nuestra sociedad, en lo importante que puede estar a favor de la sensibilidad y lo favorable para alejar, o incluso terminar, la violencia.

Este volumen abre el panorama de lo que puede conseguir el libro en alguien que, como abismo de luz, intermitente, espera el acercamiento de la nueva víctima que habrá de deslumbrarse, es, como la mención de Heráclito: “Carácter es destino”, aquí sería: “Libro es destino”.

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