El amorío entre Donald Trump y Rusia podría estar llegando a un punto crítico debido a la crisis en Siria. Este lunes, Washington afirmó que centrará sus esfuerzos en sacar del poder al presidente Bashar al Asad como la forma más inmediata de acabar con el conflicto regional.

Al menos así lo dejo entrever, Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, en una entrevista para la cadena CNN. “No hay ningún tipo de opción para una solución política en Siria si El Asad continúa al frente del régimen. No creo que vaya a haber un gobierno pacífico y estable en Siria si él continúa en el poder”, afirmó. “Hay múltiples prioridades en la zona. Una es lograr la salida de El Asad del poder. Otra es acabar con el grupo terrorista Estado Islámico. También hay que deshacerse de la influencia iraní. Es una situación complicada”, dijo.

Por su parte, H. R. McMaster, consejero de Seguridad Nacional, responsabilizó a Rusia e Irán como los “patrocinadores” del régimen sirio, y autores de la “campaña de asesinatos masivos de sus propios civiles”.

Durante la administración Obama, Estados Unidos y Rusia mantuvieron posición opuestas respecto a la forma de tratar el conflicto sirio, se esperaba que con Trump, hubiera algo así como una alianza fuerte para acabar específicamente con el Estado Islámico, pero a partir del bombardeo con armas químicas de las semana pasada, adjudicada a Bashar al Asad, Washington no quiere volver a saber nada de él ni de su régimen.

La situación ha comenzado a complicarse en las relaciones que Trump buscaba con Rusia, luego que Damasco advirtiera que respondería con la fuerza si Estados Unidos vuelve a atacar a Siria, la medida fue apoyada por Rusia e Irán.

A su vez, Estados Unidos, dejó en claro que hará cuanto esté a su alcance para evitar una nueva masacre civil en Siria e incluso anunció que podría adoptar sanciones contra Moscú y Teherán.

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