En las últimas semanas se han hecho evidentes las diferencias entre distintos actores de gobierno y fuerzas partidistas respecto del contenido de la Constitución política de la capital. Se ha destacado la inconformidad y el desacuerdo, lo que no es posible minimizar. Creo, no obstante, que debemos observar las discrepancias en los resultados del proceso constituyente desde una perspectiva que resulte menos polarizante y, por ende, más justa.

El trabajo de la política es el consenso razonado; la búsqueda y acuerdo de objetivos comunes, así como la selección de vías o instrumentos para alcanzarlos. En el proceso constituyente hubo oposición y discrepancia respecto de temas que han tenido que llegar hasta la Corte para ser resueltos; pero existieron también espacios para la sensibilidad, la comprensión y el acuerdo. Un ejemplo claro de ello lo ofrece la discusión y aprobación del que hoy es el artículo 8 de la Constitución (destinado a normar la educación en la Ciudad). Repasar esa experiencia y explicar algunas de sus razones resulta un ejercicio necesario para seguir apostando por lo mejor de la práctica política.

El tema educativo ha sido objeto de debate constante en los últimos años. Se perfilaba como un área lista para el encono partidista. Por el contrario, a partir de esfuerzos serios de cabildeo y contando con la disposición de constituyentes del PAN, PRI, PRD, Morena, PVEM y PES se modificó sustancialmente el proyecto de artículo presentado por el Jefe de Gobierno. El 6 de enero pasado, sin dificultades extremas, se aprobó el contenido que regula la educación en la Ciudad con 82 votos a favor, dos en contra y dos abstenciones.

El nivel de consenso de la Asamblea Constituyente respecto de este tema devela la seriedad y calidad del trabajo realizado por diputados de distintos partidos. Diversas razones justifican ese logro. En primer término, las cualidades de los constituyentes que sintetizo en oficio y disponibilidad. Parlamentarios de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática (Romero Hicks y Dolores Padierna) favorecieron la suma de voluntades hacia un solo proyecto. El PRI dialogó y promovió el acuerdo entre las distintas fuerzas partidistas (más allá de que fuesen de izquierda, derecha o centro) para dar con un objetivo perseguido por todos y todas: educación incluyente y de calidad para la Ciudad de México.

El carácter plural y abierto del proyecto normativo que finalmente se aprobó da cuenta de todo ese trabajo. El artículo 8 es expresión de una ardua tarea de análisis y reflexión para garantizar el respeto irrestricto a las esferas competenciales de los distintos órdenes de gobierno. Aunado a ello se logró la constitucionalización de temas fundamentales de interés para todos los ciudadanos.

En primer lugar, se destacó y conservó lo que ha funcionado bien en la educación de la Ciudad. Si esta entidad es el primer lugar nacional con 10.5 años promedio de escolaridad y un grado de deserción prácticamente nulo desde 2012, quedaba claro que tendría que conservarse la dirección de la educación básica en la entidad a cargo de la Federación.

Se determinó también la autonomía constitucional de la Universidad de la Ciudad de México como un paso fundamental para que este proyecto educativo pueda convivir y destacar con calidad entre las distintas instituciones de educación superior —las mejores del país— que ofertan sus servicios en la Ciudad de México.

Los esfuerzos de los y las constituyentes se enfocaron en garantizar derechos con incidencia real en la vida de los habitantes de la capital. Se previeron distintas medidas para flexibilizar los requerimientos burocráticos y garantizar el derecho a la educación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes: se determinó que a ningún estudiante podría negarse el acceso a la escuela por la falta de documentación que acreditara su identidad y que no podría ser ésta un impedimento para el acceso al sistema educativo. Se estableció en cambio como un deber de las autoridades ofrecer opciones para la integración o tránsito de todo educando por el sistema educativo nacional. Estas medidas, como sabemos, comenzaron a ser impulsadas también por la SEP hace algunas semanas.

Además de garantizar la gratuidad de la educación, el artículo fue elaborado con perspectiva de género. Se estableció la ampliación de la jornada escolar con contenidos de calidad y actividades deportivas hasta un máximo de 8 horas a fin de apoyar a madres de familia trabajadoras.

El proyecto educativo de la ciudad debe ser, y así quedó establecido en el texto constitucional, incluyente y comprometido con los derechos humanos y conforme con el interés superior de los niños, niñas y adolescentes. Por ello, la lengua mexicana de señas fue reconocida —como resultado de una labor invaluable de las diputadas Yolanda de la Torre y Katia D´Artigues— parte del patrimonio lingüístico de la ciudad, garantizando con ello el derecho de los niños sordos a recibir educación en esa lengua.

El artículo 8 es pues, y finalmente, producto de la superación de lo político y un triunfo de la política. En un artículo de hace ya algunos años, Marta Lamas citaba a Chantal Mouffe para subrayar la distinción entre “lo político” —el poder producto del antagonismo y el conflicto en cualquier relación humana— y “la política” —práctica que pretende establecer un orden y garantizar la coexistencia de las personas—.

Sostengo que en la esfera del gobierno y la gobernanza vale la pena recordar y distinguir permanentemente esas dos facetas y reconocer que la primera es una circunstancia dada e innegable, mientras que la segunda es producto de la negociación, del acuerdo y del trabajo que justifica la existencia de los políticos. En el momento desafiante que vive el país y nuestra ciudad, todos y todas debemos trabajar para que “la política” (la negociación y el acuerdo) domestique las hostilidades y neutralice “lo político” (el antagonismo) con miras hacia buenos resultados y mejores proyectos. Eso es no sólo posible sino indispensable y el artículo 8 de la Constitución de la Ciudad de México es un simple y relevante botón de muestra.

Constituyente CDMX

@cynthialopezc1

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